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Supera agudo trastorno interno

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 29 de julio de 2024


No hay nada como sentir que has llegado al límite para ser impulsado a ir más allá de ti mismo a fin de encontrar una solución.

Esto me sucedió hace algunos años cuando sufría de un trastorno interno agudo. Mi esposa, yo y nuestros dos hijos pequeños habíamos volado ese día a otro estado para visitar a nuestra familia. No me sentía bien al final de la tarde y fui a acostarme en nuestra habitación y orar. A medida que avanzaba la noche, empeoró, a tal punto que sentí dolor, me asusté y pensé que podría perder el conocimiento.

Sin embargo, habiendo descubierto muchas veces que se puede confiar en la Ciencia Cristiana para sanar enfermedades y heridas solo a través de la oración, me volví a Dios con todo mi corazón y me dediqué a escuchar con fervor lo que Él me decía. Las curaciones a menudo habían llegado en el momento en que estaba dispuesto a ver el punto de vista de Dios. Muchas veces, las ideas habían venido de la Biblia, o del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, que me ha dado una comprensión más profunda de la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis.

Ese día, lo que me vino fue reflexionar profundamente si realmente creía y entendía la vida de Jesús, es decir, sus palabras y obras. No recordaba haber explorado eso tan profundamente como lo hice en ese momento. He aquí algunas preguntas y respuestas que me vinieron al orar:

¿Creía que la obra sanadora de Jesús mostraba que la salud era natural, en otras palabras, que la salud es la voluntad de Dios para el hombre? Después de todo, Jesús sanó a multitudes de todos los ámbitos de la vida de todo tipo de enfermedades, tanto mentales como físicas.

Sí, creía.

¿Creía que la vida de Jesús mostraba que Dios me amaba? 

Sí, creía que la disposición de Jesús de renunciar a su vida humana al pasar por la crucifixión mostraba el amor universal y eterno de Dios por todos nosotros. 

¿Creía yo que la victoria de Jesús sobre la muerte, particularmente su propia resurrección, mostraba que la vida era más de lo que el cuerpo material dice que es y que el hombre es en verdad la imagen y semejanza de Dios, que es Espíritu? 

Sí, creía. Como dijo Jesús: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha” (Juan 6:63).

Finalmente, ¿creía en la promesa de Jesús: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20)?

Sí, creía que el Amor infinito que Jesús expresaba a todos seguía presente para ayudarme. Creía que nada “nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:39).

Estas ideas me vinieron muy rápidamente mientras oraba a Dios, el Amor divino, en busca de ayuda. Fortalecieron mi determinación, aumentaron mi conciencia de la presencia del Amor y disminuyeron mi temor. La crisis pasó. No perdí el conocimiento. Comencé a sentirme mejor de inmediato y al día siguiente estaba completamente recuperado. Nunca volví a experimentar esa condición. 

Mi amor y gratitud por las palabras y obras de Jesús solo se han profundizado desde entonces, así como mi aprecio por lo que la Sra. Eddy nos ha dado para permitirnos comprender mejor la Biblia.

Van Driessen
Hyde Park, Nueva York, EE.UU.

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