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Camina libremente una vez más

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 17 de noviembre de 2025


Deseo expresar mi gratitud por las numerosas curaciones que el estudio y la práctica de la Ciencia Cristiana me han traído desde que comencé a asistir a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana a los cuatro años.

He aquí un ejemplo reciente: Hace aproximadamente un año, me desperté una mañana con un dolor intenso en la cadera derecha. Inmediatamente, estuve alerta a la necesidad de negar por completo la creencia de que cualquiera de los hijos de Dios podía sufrir o verse impedido de expresarlo a Él activamente durante sus actividades diarias.

Mi esposa estuvo de acuerdo en orar conmigo para vencer esta creencia. En mi oración, también desafié específicamente la agresiva noción de ser un mortal envejecido. Reconociendo que hay una avalancha continua de publicidad con respecto al envejecimiento y la enfermedad y las limitaciones asociadas con ambos, tomé una posición firme y poderosa para negar estas imágenes mentales. Me reforzó en esto leer la Lección Bíblica de esa semana que se encuentra en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, la cual incluía Isaías 40:31 (LBLA): “Los que esperan en el Señor
renovarán sus fuerzas; se remontarán con alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán”.

Después de orar de esta manera, me sentí inspirado a vestirme y seguir adelante con las actividades que había planeado para ese día, incluidos numerosos proyectos de jardinería. En cada etapa de mi trabajo, cuando sentía dolor, negaba su realidad, sabiendo que Dios no lo había creado, e invertía la pretensión de dolor con la comprensión en la Ciencia Cristiana de que soy perfecto “como [mi] Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48). Estos versículos de Proverbios también fueron un apoyo: “Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócele en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas” (3:5, 6, LBLA).

En la última parte del día, me dediqué a una de mis actividades favoritas: desbastar cuencos de madera, lo cual requiere mucho movimiento de todo el cuerpo mientras le voy dando forma al cuenco al tomarlo de un tronco. 

Cuando estuve listo para acostarme esa noche, revisé las actividades diarias y pude expresar gratitud porque el dolor casi había desaparecido. Al día siguiente, estaba libre y seguí sintiendo y expresando gratitud a Dios todo el día.

También estoy muy agradecido por la protección de Dios en los viajes de larga distancia. Sé que hemos estado y seguimos estando completamente protegidos. En varios casos, mientras conducía, fui alertado a realizar acciones que normalmente no se hacen, y esto resultó en una protección total contra cualquier percance. Mi estudio diario de las Lecciones Bíblicas de la Ciencia Cristiana me ayuda a comenzar cada día renovado por el pensamiento propio del Cristo y a sentir paz.

John Hymes, Jr. Longs
Longs, Carolina del Sur, EE. UU.

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