Hace unos 25 años que estudio la Ciencia Cristiana y he tenido muchas curaciones. A veces he pensado: “Ahora sé todo y puedo manejar todo con la Ciencia”, pero he descubierto que hay desafíos que requieren una comprensión más profunda de la Verdad divina antes de que se logre la curación. El estudio de la Ciencia Cristiana es, de hecho, el desenvolvimiento de la Verdad en la conciencia durante toda la vida.
Cuando he tenido este tipo de desafíos, a menudo le he pedido a un practicista de la Ciencia Cristiana que ore por mí. Una de esas ocasiones ocurrió hace algún tiempo cuando de repente sentí dolor en mi oído izquierdo. Al principio, oré sola para superar el dolor, pero pronto me di cuenta de que lo mejor sería pedirle ayuda a una practicista. Ella accedió a orar por mí. Sin embargo, durante la noche, el dolor de oído se volvió tan insoportable que decidí buscar atención médica de inmediato.
Yo estaba afuera de Alemania en ese momento, pero conduje de regreso, pensando que sería mejor recibir tratamiento médico allí. Cuando llegué al hospital más cercano, eran las dos de la madrugada y estaba tan cansada y me sentía tan mal que apenas podía pensar. Le había avisado a la practicista que buscaría ayuda médica, y ella accedió a seguir orando por mí hasta entonces, completamente confiada en que habría curación y que no se necesitaría ningún otro tipo de tratamiento. Esto me consoló mucho.
Después de esperar un tiempo y tratar de afirmar la presencia del Amor divino, me di cuenta de que, puesto que había experimentado la ayuda de Dios tantas veces, realmente debía confiar en Él ahora. A través de mi estudio de la Ciencia Cristiana, he llegado a comprender que podemos reconocer y estar de acuerdo con la realidad espiritual de la existencia eternamente armoniosa, incluso si la imagen física en este momento es de enfermedad. Si sentimos dolor o enfrentamos otros desafíos, aún así podemos aferrarnos a la verdad del ser de que no hay discordancia, y por lo tanto no hay enfermedad, en la Mente única, Dios. Él no la conoce. La Mente no la creó, por ende, no tiene existencia real. Más bien, es una noción falsa, una imagen falsa. Por lo tanto, podemos alejarnos de ella y reconocer y afirmar que el Amor divino, Dios, es la única causa de nuestra existencia. Cuando hacemos esto, la armonía en el cuerpo se restablece naturalmente.
En ese sentido, me di cuenta de que los médicos solo me darían analgésicos y no abordarían el problema de raíz, como una sugestión mental, no como una condición física. Mary Baker Eddy afirma en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “Los narcóticos aquietan la mente mortal y así alivian el cuerpo; pero debido a esta sumisión dejan peor tanto a la mente como al cuerpo” (pág. 157).
Decidí regresar a mi coche y dormir un poco. Cuando me desperté unas horas más tarde, el dolor de oído había desaparecido. Me sentí muy aliviada y pude volver a casa. Nunca recibí ningún tratamiento médico y no he tenido otro dolor de oído.
Me he dado cuenta de que incluso cuando algo parece demasiado difícil de sanar, todavía es posible penetrar la niebla del error y dejar que el problema se disuelva en la nada. La enfermedad, el pecado y la muerte son siempre sugestiones de los sentidos materiales, que a su vez son una sugestión de que el hombre —los hijos e hijas de Dios— pueden estar separados de Dios, la Mente divina, y existir independientemente de Él.
La Sra. Eddy escribe acerca de esto: “El sentido material jamás ayuda a los mortales a comprender el Espíritu, Dios. Sólo por medio del sentido espiritual el hombre comprende y ama a la Deidad. Las diversas contradicciones a la Ciencia de la Mente, por los sentidos materiales, no cambian la Verdad invisible, que permanece intacta para siempre” (Ciencia y Salud, pág. 481).
Estoy muy agradecida por los practicistas de la Ciencia Cristiana, que siempre están dispuestos a orar por los demás, al mantener la verdad de nuestra identidad espiritual y entender claramente que no hay enfermedad, ni dolor, ni situación discordante en la totalidad de la Mente divina. Entonces experimentamos la restauración de la salud y la armonía en nuestra vida.
Ina Brink
Bad Essen, Alemania