Un recuerdo vívido de mi tiempo como alumna de la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana es el amor que mis maestros de la Escuela Dominical tenían por la Biblia y el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras de Mary Baker Eddy, y por las Lecciones Bíblicas del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, compuestas de citas de esos dos libros. Estos dedicados maestros me dieron a conocer las enseñanzas y curaciones de nuestro Mostrador del Camino, Cristo Jesús. También aprendí acerca de muchos otros hombres y mujeres de la Biblia, y me familiaricé con los libros de la Biblia. Y aprendí que Ciencia y Salud arroja luz sobre la Biblia y sobre las palabras y obras de Cristo Jesús.
Mi recuerdo más nítido es el de la maestra que tuve cuando estaba en séptimo grado. Era madre soltera con dos hijos. A pesar de su apretada agenda, cada semana preparaba una lista de preguntas relacionadas con la Lección Bíblica de esa semana y la enviaba a los estudiantes de su clase. Cada uno de nosotros leía la lección bíblica durante la semana para prepararnos para la discusión en clase del domingo. Esta clase de la Escuela Dominical nos hizo darnos cuenta de que las Lecciones Bíblicas semanales ayudarían a responder nuestras necesidades individuales.
Por ejemplo, nuestra familia tenía un caballo en un establo donde mi papá y yo tomábamos clases de equitación. Cuando mi papá lo montaba, se portaba bien, pero cuando comencé a montarlo, a menudo se escapaba (conmigo encima) y a veces me caía. Mi instructor de equitación compartió conmigo consejos útiles y dijo que necesitaba hacerle saber quién estaba a cargo.