En más de una ocasión, me he preguntado si la iglesia es esencial para la práctica de la Ciencia Cristiana. Creo que puede ser una muy buena pregunta en la que pensar de vez en cuando. Examinar las formas en que pensamos tanto en la iglesia como en la práctica de la Ciencia Cristiana ayuda a iluminar la respuesta.
He tenido experiencias en la iglesia que realmente me conmovieron, de hecho, me transformaron. Una de estas experiencias fue hace unos años, justo después de correr el maratón de Boston. Tras un fin de semana completo que incluyó no solo el maratón, sino también un evento de la iglesia y muchos viajes, llegué a casa el martes por la noche sintiéndome extremadamente dolorido. Además de eso, empecé a sentir que me estaba por resfriar.
Mi esposa me ayudó a meterme en la cama, y me quedé allí orando, tratando de alinear mis pensamientos con lo que había estado aprendiendo en la Ciencia Cristiana sobre la bondad de Dios y mi inseparabilidad —como idea de Dios— de esa bondad. A lo largo de los años había tenido transformación y curación como resultado de orar de esta manera, al comprender lo que siempre ha sido cierto acerca de Dios y cada una de Sus ideas.