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Inflamación de la piel sanada

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 3 de noviembre de 2025


Me enteré acerca de la Ciencia Cristiana en la universidad, donde conocí a mi futura esposa, que ya era Científica Cristiana. Nuestra familia ha sido bendecida por muchas curaciones. He aquí una de ellas. 

Un día, poco después de regresar a casa tras trabajar en el establo de los caballos, comencé a sentir una inflamación en la piel, que se agravó al día siguiente y pronto cubrió todo mi cuerpo. Era difícil moverse. El problema me distraía tanto que no podía dormir mucho. Continuó así durante aproximadamente una semana. 

En algún momento llamé a un practicista de la Ciencia Cristiana para que orara por mí. No me acuerdo de lo que hablamos al principio, pero sí recuerdo haber leído pasajes de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras de Mary Baker Eddy y sentirme muy inspirado por ellos.  

Después de un par de días más, escuché algunos comentarios inquietantes acerca de la respuesta de mi jefe respecto a mi ausencia. Aparentemente, le estaba diciendo a la gente que yo no tenía ningún problema físico, sino que me quedaba en casa para evitar una tarea difícil en el trabajo.  

Le conté al practicista sobre la situación. Después de considerarlo un poco, me preguntó, refiriéndose a mi jefe: “¿Amas a este hombre?”. Yo sabía lo que quería decir. Me habían enseñado en la Ciencia Cristiana que todos estamos hechos a imagen de Dios y que debemos amar a todos, así que dije: “Sí”.

Llegó el día siguiente, y no había habido ninguna mejoría en mi condición física ni en la situación con mi jefe. Y todavía no podía trabajar normalmente. El practicista repitió su pregunta sobre mi jefe: “¿Amas a este hombre?”. Pensé un poco más en ello esta vez y concluí: “Sí, amo a este hombre”.

Al tercer día, nuevamente no había habido ninguna mejoría en la condición o con mi jefe. El practicista me preguntó de nuevo: “¿Amas a este hombre?”. Esta vez estallé de ira: “¡Este hombre está diciendo mentiras acerca de mí y tratando de quitarme el trabajo! ¿Cómo puedo amar eso?”. “Bueno”, dijo el practicista, “tal vez deberías abordar ese tema”, y terminamos la llamada telefónica.

En ese momento me di cuenta de que se necesitaba algo más. No era suficiente profesar un amor teórico por mi jefe sobre la base de que era miembro de la raza humana. En cambio, necesitaba ver que este hombre era el hombre que hizo Dios. Dios no hizo del hombre un testigo falso. No lo hizo vengativo ni celoso. En cambio, Dios hizo al hombre a Su imagen, por lo cual es un verdadero testigo y no representa ninguna amenaza. Oré con sinceridad sobre eso durante una o dos horas para creerlo y comprenderlo genuinamente. 

El problema físico se disolvió esa tarde, después de haber estado inmovilizado durante casi dos semanas. Pude regresar al trabajo y mis interacciones con mi jefe fueron armoniosas. Han pasado muchos años desde esta curación y el problema no ha vuelto.

Esta experiencia me trajo algunas lecciones importantes. Supongo que si hubiera ido al hospital cuando comenzó el problema, lo habrían identificado como determinada bacteria o virus y me habrían recetado algo para tratar de destruir el microbio. ¿Qué tuvo que ver esto con mi relación con mi jefe? No obstante, la curación que experimenté muestra claramente que esa relación debía ser sanada, y tan pronto como lo fue, yo también fui sanado físicamente.

Mi comprensión de lo que sucedió es que no se puede tener simultáneamente en mente el amor sanador y puro de Dios y un sentido de que el hombre, la idea de Dios, puede expresar algo menos que eso, incluido el odio vengativo. En otras palabras, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39) no es simplemente una buena moralización, algo bueno que hacer porque probablemente ayudará al mundo. Amar a nuestro prójimo es, en cambio, un reflejo de lo que Dios está haciendo. Es inherente a nosotros como semejanza de Dios, y realmente no podemos comprender a Dios, o experimentar Su amor sanador, a menos que lo hagamos. Como instruye la Biblia: “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor” (1.° Juan 4:7, 8).

Estoy agradecido por esta lección y por las muchas bendiciones recibidas gracias a la Ciencia Cristiana. 

Colyn Case
Thetford Center, Vermont, EE. UU. 

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