Es difícil para mí imaginar la vida sin la Ciencia Cristiana. Desde que era pequeña y durante toda mi juventud, asistí a una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. Aprendí desde el principio que Dios es bueno y una presencia constante. Este hecho espiritual ha permanecido conmigo a lo largo de los años, incluso durante esos momentos en los que me aparté del estudio constante de la Biblia y Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras de Mary Baker Eddy, o cuando no oraba profundamente o con frecuencia.
Al igual que otros, he tenido dudas y temores. He tenido momentos de desesperación y momentos en los que la curación parecía difícil de alcanzar. Pero en medio de todo eso, la Biblia y Ciencia y Salud han sido mis compañeras, y cuando he buscado sinceramente consuelo y promesa en sus páginas, he encontrado ambas cosas.
Algo que he apreciado de la Biblia es que las personas cuyas vidas relata experimentaron muchas de las mismas dificultades y emociones que encontramos hoy en día y que superaron los desafíos a través de la oración. Sus experiencias pueden ayudarnos a sanar.