En la actualidad, se tiene la tendencia a llevar bebidas en botellas de aluminio o acero inoxidable. Un día, cuando estaba con mi nieto más pequeño, traté de alcanzar su botella de agua de acero inoxidable para ponerla en el mostrador de la cocina. Como era verano, tenía puestas las chanclas y mis pies estaban completamente expuestos. La botella estaba llena de agua, y cuando el niño me la estaba dando, esta se cayó y golpeó con fuerza en mi dedo gordo del pie.
El dolor era intenso, pero estaba agradecida de que mi nieto no hubiera visto mi conmoción, ya que se había ido corriendo.
El dedo del pie se decoloró rápidamente. De inmediato, me vinieron a la mente las muchas curaciones que había tenido como resultado de la oración, y supe que esta no sería la excepción. Los pensamientos espirituales que me vinieron fueron convincentes; tal como el hecho de que este incidente, en realidad, no había ocurrido. Un accidente no se ajusta a la ley de la bondad omnipotente y siempre activa de Dios y no podía ser legítimo. El hecho de que mi nieto no presenciara el incidente solo me reafirmó esto.
La Ciencia Cristiana enseña que toda realidad pertenece a Dios, la Mente divina, y que solo la Mente imparte la verdad de nuestra existencia, que es una armonía ininterrumpida sin oportunidad alguna de que ocurra un error, y mucho menos de causar daño o dolor. La Mente es la única consciencia, la fuente de todo pensamiento y conciencia reales. Por esa razón, yo no podía estar consciente de un accidente o de experimentarlo. La Biblia promete que en Dios “vivimos, y nos movemos, y somos” (Hechos 17:28). Puesto que tenemos nuestro ser en Dios, el bien, solo podemos experimentar armonía.
A medida que me convencía cada vez más profundamente de esto, perdía todo interés en la apariencia de mi pie. El dolor desapareció más tarde, y al día siguiente noté que ya no había decoloración ni hinchazón. Mi dedo del pie había recuperado su apariencia normal.
Lo que más me gustó de esta experiencia fue el cambio tan notable y sin esfuerzo que se produjo en mi pensamiento, que cambió de enfocarse en la evidencia física de una lesión a ser consciente de la presencia y el cuidado perpetuos de Dios. La Ciencia Cristiana explica que este cambio mental de aceptar la evidencia material como real a comprender la totalidad del Espíritu, Dios, es natural y necesario para la curación.
Mary Baker Eddy escribe: “El efecto de esta Ciencia es inducir la mente humana a un cambio de base, sobre la cual pueda ceder a la armonía de la Mente divina” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 162).
Este ceder fue para mí una evidencia de mi progreso espiritual, que me dio una mayor certeza de que esta Mente única es una ayuda siempre presente en cada situación. Esta ayuda es el regalo más grande, por el cual estoy profundamente agradecida.
Jan Klesse
New Hartford, Nueva York, EE. UU.