En la actualidad, se tiene la tendencia a llevar bebidas en botellas de aluminio o acero inoxidable. Un día, cuando estaba con mi nieto más pequeño, traté de alcanzar su botella de agua de acero inoxidable para ponerla en el mostrador de la cocina. Como era verano, tenía puestas las chanclas y mis pies estaban completamente expuestos. La botella estaba llena de agua, y cuando el niño me la estaba dando, esta se cayó y golpeó con fuerza en mi dedo gordo del pie.
El dolor era intenso, pero estaba agradecida de que mi nieto no hubiera visto mi conmoción, ya que se había ido corriendo.
El dedo del pie se decoloró rápidamente. De inmediato, me vinieron a la mente las muchas curaciones que había tenido como resultado de la oración, y supe que esta no sería la excepción. Los pensamientos espirituales que me vinieron fueron convincentes; tal como el hecho de que este incidente, en realidad, no había ocurrido. Un accidente no se ajusta a la ley de la bondad omnipotente y siempre activa de Dios y no podía ser legítimo. El hecho de que mi nieto no presenciara el incidente solo me reafirmó esto.