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Bendiciones de la gratitud y el perdón

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 1º de julio de 2013

Original en español


Gratitud y perdón son dos cualidades del Amor divino que desde mi niñez me he esmerado por expresar, y me han aportado muchas bendiciones.

Después de mi divorcio, oré profundamente para perdonar a mi ex esposo por cosas relacionadas con nuestro divorcio, y para ver en él al hombre creado por Dios. También llegué a comprender lo que quiso decir Mary Baker Eddy cuando escribió: “El afecto humano no se prodiga en vano, aunque no sea correspondido. El Amor enriquece la naturaleza, engrandeciéndola, purificándola y elevándola” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 57).

También tuve que orar por los desafíos económicos que surgieron. Tenía bien claro que no podía permitir que los mismos separaran mi amor de madre de mis cuatro hijos (un niño y tres niñas), cuando algunos miembros de mi familia quisieron quitarme a mis tres niñas para aliviar la carga económica que tenía. Yo entendía que sus intenciones eran buenas, pero no lo permití. Oré pidiendo a Dios sabiduría para saber cómo cuidar de mis hijos sin tener que buscar un empleo fuera de casa.

Oré pidiendo a Dios sabiduría para saber cómo cuidar de mis hijos sin tener que buscar un empleo fuera de casa. Poco después mis oraciones fueron contestadas.

Poco después mis oraciones fueron respondidas. Surgió la idea de abrir una miscelánea y papelería en mi casa. Sentí enorme gratitud a mis padres por la educación que me dieron, la práctica que tenía en diversidad artesanal, y por mi corta experiencia laboral como secretaria de dos eminentes abogados y escribiente en un juzgado de instrucción criminal. Todas ellas demostraron ser invalorables en mi nuevo negocio.

Mi casa y negocio estaban situados a una cuadra del parque principal donde se encontraban varias entidades gubernamentales y la mayoría de los colegios.

Mi labor, en muchos casos, iba más allá de suplir las necesidades materiales. A menudo ayudaba a los niños de escuela, “mis clientes preferidos”, que venían al negocio. A veces me contaban sus problemas y yo les manifestaba mi amor, les hablaba de la bondad de Dios y oraba por ellos cuando me lo pedían. Juntos fuimos testigos de cómo el Amor divino daba respuesta a sus necesidades. Años después, varios de ellos me visitaron para expresar su agradecimiento. Pude ayudar a muchas otras personas de esta manera a través de mi trabajo.

No obstante, algunos amigos me criticaban diciendo que perdía mucho tiempo con gente que no siempre me pagaba, y que debía vender cosas que me dejaran más utilidades sin desgastarme tanto. La verdad es que me sentía bendecida por la diaria interacción que tenía con mis clientes, y quería tener el tiempo para conocer mejor a Dios, lo que me mantenía ocupada, además de desempeñar varios trabajos en mi iglesia y en el negocio, y realizar los quehaceres de la casa. Durante diez años sólo dormí 2 ó 3 horas diarias, a veces ninguna. Pero no me importaba. No tuvimos lujos, mas a mis cuatro hijos y a mí nunca nos faltó nada. Lo más importante fue que nos amamos y nos ayudamos mutuamente.

Hoy, mis hijos, ya adultos, son personas íntegras y responsables. Me siento satisfecha y muy agradecida por el amor del Amor que logré darles, extensivo ahora a mis nietos y que ellos expresan también. Siento enorme gratitud a Dios y a la Ciencia Cristiana que me dieron la sabiduría para educarlos espiritualmente. Como dice en la Biblia: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6).

También estoy agradecida porque pude perdonar a mi ex marido, así como a su familia respecto a las circunstancias que llevaron a nuestro divorcio. Cuando persistimos en nuestra oración para perdonar y amar más, Dios nos bendice con paciencia, perseverancia y fortaleza para hacerlo. Dios manifiesta Su amor fortaleciendo nuestra capacidad de amar y dándonos la absoluta seguridad de que con Su gracia y bendición, la luz de Cristo iluminará nuestro camino. Mediante Su gracia, podemos ver en todas partes al hombre y a la mujer honrados y puros de la Creación de Dios, como Jesús enseñó.

Dios manifiesta Su amor fortaleciendo nuestra capacidad de amar y dándonos la absoluta seguridad de que con Su gracia y bendición, la luz de Cristo iluminará nuestro camino.

Las enseñanzas y vida de Cristo Jesús me inspiran y me guían. Me alertan para mantener continuamente mi pensamiento en la meta elevada de amar a Dios, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos, y continuar por el camino recto y estrecho, y tener mi pensamiento, mis palabras y mis acciones ancladas en “el reino de Dios y Su justicia” (Mateo 6:33).

El estudio cuidadoso de la Biblia, de Ciencia y Salud, y otros escritos de la Sra. Eddy, me proveen siempre de valiosas ideas para llevar a la práctica en mi vida. A lo largo de los años he obtenido mucho consuelo en sus palabras: “Dios es nuestro Padre y nuestra Madre, nuestro Ministro y el gran Médico. Él es el único pariente verdadero del hombre en la tierra y en el cielo. David cantó: ‘¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra’” (Escritos Misceláneos, pág. 151)

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