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El ser eterno

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 8 de octubre de 2013

Publicado originalmente en el Christian Science Sentinel de Diciembre de 1956.


"¿Puede haber nacimiento o muerte para el hombre, la imagen y semejanza espiritual de Dios?” Mary Baker Eddy hace esta pregunta en la página 206 de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras. La creencia en la edad, incluso en el nacimiento, el crecimiento, la madurez y la decadencia, se basa en un concepto material falso acerca del hombre. La comprensión del estado verdadero del hombre reemplaza este concepto falso con la prueba del derecho de progenitura espiritual e inalterable del hombre. La Ciencia Cristiana nos da esta comprensión. Nos enseña que los años no traen cambios ni aumentan la edad; esto sólo lo hace la creencia falsa, la cual está sujeta a corrección. Con la Ciencia aprendemos que el hombre es realmente la imagen y semejanza de Dios, eterno e inmortal; y aprendemos que al aceptar y vivir esta verdad, podemos probarla en nuestra vida diaria.

Cristo Jesús percibió la vida eterna. Señaló: “Antes que Abraham fuese, yo soy” (Juan 8:58), y probó visiblemente la eternidad del hombre a Pedro, Santiago y Juan. La Biblia relata que se transfiguró delante de ellos. También leemos que “les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él” (Mateo 17:3). Jesús fue nuestro Mostrador del camino. Él sabía que Dios es la Vida del hombre, por lo tanto, sabía que el hombre es la expresión misma de la Vida eterna. Él conocía la grandeza del hombre, del hombre nuevo a semejanza de Dios, y sabía que cualquier apariencia de mortalidad era totalmente engañosa. Dio pruebas de que el hombre refleja o demuestra que el ser de Dios es eterno.

En nuestra experiencia humana diaria, hasta que comenzamos a tomar consciencia del sentido crístico del hombre que Jesús nos dio, a menudo permitimos que nos engañe el pensamiento material. Creemos en el proceso de crecimiento de niño a adulto, y de la declinación de la adultez hacia la muerte, y creemos que cada cumpleaños agrega otro año hacia este fin.

La Ciencia Cristiana nos muestra que al estimar lo que es real, nuestra tarea es separar las creencias materiales de los hechos espirituales. Debemos establecer en nuestro pensamiento el hecho espiritual de que Dios es Todo-en-todo, siempre presente, y que el hombre es Su reflejo perfecto. Vemos que nuestra oración, así como nuestro trabajo en la Ciencia Cristiana, consiste primariamente en tomar consciencia del ser real del hombre en Dios. Nuestro reconocimiento de la presencia de Dios y aceptación de la verdad del ser y nuestra confianza en ella, trae curación y nos libera de todo mal, incluso de la discapacidad de la edad; porque la calidad de nuestro pensamiento determina nuestra experiencia humana externa, y el pensamiento espiritual tiene detrás del mismo el poder de Dios.

En Ciencia y Salud la Sra. Eddy dice: “El hombre en la Ciencia no es ni joven ni viejo” (pág. 244). En la siguiente página ella cuenta acerca de una mujer que, decepcionada en amores en su juventud, enloqueció y no notó el paso de los años. Cuando tenía setenta y cuatro años, algunos viajeros la vieron y creyeron que era una mujer joven. La Sra. Eddy agrega: “Un solo caso como el anterior comprueba que es posible ser joven a los setenta y cuatro años; y lo primordial de esta ilustración demuestra claramente que la decrepitud no obedece a ninguna ley, ni es una necesidad de la naturaleza, sino una ilusión”.

Un miembro de mi familia tuvo una maravillosa prueba del poder de Dios sobre la creencia en la edad. Él trabajaba en una gran corporación, y aunque era un empleado valioso, hace ocho años tuvo que cumplir con las reglas de la compañía y jubilarse. A él no le interesaba ninguna otra cosa más que su trabajo. Debido a esto, muy pronto no tenía nada que hacer, y empezó a manifestar todos los síntomas propios de la edad. Parecía estar como atontado. No podía pensar ni recordar claramente las cosas. A veces perdía la consciencia.  

Mediante el tratamiento en la Ciencia Cristiana, él sanó y comenzó a trabajar en un nuevo puesto. Hoy su pensamiento es claro y libre, y goza de buena salud. Lee la Lección Bíblica en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana todas las mañanas, antes de irse a trabajar, y reconoce que es realmente el hijo perfecto de Dios. Dice que aprendió a orar agradeciendo a Dios todo el bien; mientras que antes le suplicaba y le pedía a Dios cosas que pensaba que tenía que tener. En la Ciencia Cristiana él ha aprendido que Dios nos da lo que necesitamos, porque el hombre existe como el reflejo o manifestación perfecta de Dios.

El ser real del hombre es por siempre uno con Dios, y reclamamos y probamos este ser sabiendo la verdad acerca del hombre a semejanza de Dios. Desde que la Sra. Eddy dio Ciencia y Salud al mundo, la longevidad ha aumentado. La revelación de que Dios es Todo-en-todo, y del hombre a semejanza de Dios, nos permite apoyarnos en Él con certeza y confiar en Su guía en los asuntos humanos. Ante esta revelación, podemos aprender a vivir un día a la vez, y a no tener duda de que Dios cuida de nuestro futuro. Realmente, comprendemos que tenemos algo mucho más maravilloso que un futuro, tenemos un ser eterno. Nuestra labor consiste en ver la existencia desde el punto de vista de la inmortalidad, y producir a diario pruebas de las palabras del Apóstol Juan en la Biblia: “Amados, ahora somos hijos de Dios” (1° Juan 3:2). 

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