Todos por naturaleza deseamos comprender qué es existir realmente, en relación a uno mismo y a todo lo demás. Cuando reflexionamos acerca de la naturaleza del ser espiritual percibimos que existir es desenvolvimiento divino, la Mente infinita o Principio divino expresándose constantemente y por siempre, de acuerdo con su propia perfección invariable. Los escritos de Mary Baker Eddy ponen bien en claro que la naturaleza del ser es desenvolvimiento. Ella escribe: “La progresión infinita es el ser concreto” (Escritos Misceláneos, pág. 82).
Desenvolvimiento implica revelarse desde adentro, la salida a luz de algo innato, ingénito, independiente de las influencias externas. Depende de un impulso nativo; de algo inherente a aquello que se desenvuelve. Como se entiende en la Ciencia Cristiana, se refiere, en su significado absoluto, a la naturaleza inmaculada de todo lo que existe y se está expresando. Esta actividad de la Verdad divina, discernida y demostrada en la experiencia humana, invalida y desplaza las creencias falsas y trae mayor armonía a la humanidad. Aquello que existe, se desenvuelve, y este progreso se manifiesta en los asuntos humanos cuando el pensamiento reconoce activamente que la Mente divina es su origen, y rechaza todo lo que sea desemejante a la Mente, poniendo su pensamiento y su expresión, bajo la ley del desenvolvimiento de la Mente divina. El desenvolvimiento tiene que participar de la naturaleza de la infinitud, porque solo la infinitud puede expresarse de manera inagotable.
Puesto que la infinitud existe, la lógica nos obliga a reconocer que todo lo que se relaciona con la existencia es la realidad que se desenvuelve eternamente; el bien infinito que se revela por siempre en obediencia a su propia naturaleza infinita. Esto quiere decir que la infinitud o el bien consciente y activo que se despliega, es la única realidad que está ocurriendo o puede ocurrir. Debido a su infinitud, la existencia real excluye la posibilidad de que pueda existir cualquier cosa fuera de, o desemejante a, sí misma, que pueda resistir u oscurecer la evidencia espontánea y satisfactoria de esa existencia real.
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