La Ciencia Cristiana está elevando el concepto del cristianismo de la profecía bíblica de un nivel más o menos místico, a la posición de anticipar la operación natural de la ley divina. Nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, nos dio esta definición de “profeta” en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras (pág. 593): “Un vidente espiritual; la desaparición del sentido material ante la consciencia de las realidades de la Verdad espiritual”.
Las enseñanzas de la Ciencia Cristiana incluyen las verdades básicas de que la creación de Dios es espiritual y perfecta, que el concepto correcto de Su creación puede ser percibido solo por medio del sentido espiritual, porque los cinco sentidos corporales presentan una visión falsa y mortal de todas las cosas. La Ciencia Cristiana declara que lo que el mundo llama materia es una ilusión; que en realidad es el sustrato de la forma material de pensar, desarrollado y sostenido por los mismos sentidos, alias mente mortal, que lo contemplan.
De acuerdo con la definición de la Sra. Eddy ya mencionada, un profeta es todo aquel que abandona el sentido material de cualquier situación o cosa, y contempla en su lugar el hecho espiritual, tal como existe en la realidad científica absoluta. Esta visión elevada de la Verdad es la profecía en su más alto sentido científico. Disipa la ilusión de la materia, tal como los cálidos rayos del sol dispersan una niebla húmeda y sombría. La Verdad demuestra la superioridad de su propia naturaleza, y el sentido material con el tiempo desaparece, poniendo al descubierto la realidad espiritual siempre presente y eterna.
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