Dado el impacto tan grande que los avances tecnológicos tienen en nuestra vida diaria, es sabio considerar seriamente cómo nos están influyendo los medios sociales y la prensa en general.
Esta llamada mental de alerta me llegó con persistencia cuando residía en una gran ciudad metropolitana. En esa época se debatía entre los políticos locales la conveniencia de cambiar el ordenamiento jurídico existente para permitir el libre flujo de inversiones en casinos de juegos y la lotería en el centro de la ciudad. La gente acudía a encuestas que realizaban los medios sociales en el Internet, y que supuestamente apoyaban la apertura total a ese tipo de actividades. Sin embargo, ciertos sectores de la prensa televisiva y radial dedicaron sendos espacios para exponer opiniones totalmente contrarias a esos propósitos, debido a las consecuencias negativas que se habían experimentado en otros lugares del país al implementar semejantes políticas.
Los partidarios de llevar a cabo esos planes argumentaban que sería una importante fuente de empleos e ingresos para la ciudad por conceptos de impuestos, y es ahí donde precisamente quedó desenmascarada para mí la creencia falsa de que el origen de la provisión verdadera se encuentre en medios materiales.
Afortunadamente existe una solución eficaz para contrarrestar y corregir ese pensamiento masivo, y es el reconocimiento de que solo Dios, la Mente divina, es quien influye, dirige y gobierna a todos Sus hijos por igual.
Al recordar las verdades espirituales que nos enseña la Ciencia Cristiana acerca de la inquebrantable relación que existe entre Dios y el hombre, comencé a sentir un gran gozo al meditar y aplicar el mensaje de esas oraciones sobre provisión y protección que son los Salmos 23 y 91 en la Biblia. Es realmente bella la manera en que Mary Baker Eddy interpreta el Salmo 23 en el libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras. Ella dice: “[El Amor divino] es mi pastor; nada me faltará”. Y concluye: “Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa [la consciencia] del [Amor] moraré por largos días” (pág. 578).
La provisión verdadera es realmente las ideas espirituales puras y perfectas que proceden de la Mente divina, las cuales nos guían a dar los pasos humanos convenientes para satisfacer adecuadamente cualquier necesidad correcta.
Cuán importante, pues, es comprender que nuestra única consciencia refleja la consciencia divina, la Mente divina, Dios, y que la provisión verdadera realmente son las ideas espirituales puras y perfectas que proceden de esta Mente, las cuales nos guían a dar los pasos humanos convenientes para satisfacer adecuadamente cualquier necesidad correcta. La Sra. Eddy también nos dice: “Dios os da Sus ideas espirituales, y ellas a su vez os dan vuestra provisión diaria” (Escritos Misceláneos, pág. 307).
Con todos estos pasajes e ideas, continué orando y declarando que Dios es Todo-en-todo, por lo tanto, nadie está excluido de Su guía infalible, y la sabiduría divina gobierna. Así que aquellas personas que estaban abogando por planes humanamente concebidos y erróneos, también recibirían el influjo benefactor del amor de Dios que es imparcial y universal, como lo enseñó y demostró nuestro Maestro Cristo Jesús. Estoy seguro de que muchas otras personas también estaban orando a su manera por la situación.
Como resultado de la exposición de este tema a la opinión pública, comenzó paulatinamente a ganar terreno una tendencia que abogaba por defender los mejores intereses de los ciudadanos. Se generó un amplio debate en los medios de difusión masiva de la ciudad, llegando al reconocimiento mayoritario de que esos planes no contribuirían en el mediano y largo plazo al progreso y prestigio de la comunidad.
¡Cuán reconfortante es ser testigo de la ley de Dios en operación, la cual bendice a todos Sus hijos por igual! Aunque nunca hablé con ninguna otra persona sobre el tema, mantuve y reconocí firmemente en mi pensamiento la acción perpetua y siempre presente del gobierno divino. Como leemos en Ciencia y Salud: “No es la comunión entre las personas, sino la ley divina la que comunica la verdad, la salud y la armonía a la tierra y a la humanidad” (pág. 72).
La Biblia nos asegura de muchas maneras que Dios es la fuente de toda provisión verdadera. Nuestro Padre celestial nos dice: “Traed todo el diezmo al granero, para que haya alimento en mi Casa, y probadme, si queréis en esto, dice el Señor de los Ejércitos, y veréis si nos os abro las ventanas del cielo y os derramo una bendición tal que no haya donde quepa” (véase Malaquías 3:10, según versión Moderna).