De acuerdo con la Ciencia Cristiana, el sueño profundo de Adán, que se describe en el Génesis en el relato alegórico de la creación material, simboliza la primera aparición del magnetismo en el pensamiento humano. El hipnotismo se ha convertido en una fuerza que hay que tener en cuenta, como el autor de esta notable alegoría reconoció incluso, en aquel entonces.
Después de la historia de la formación de Eva por medio de una costilla de Adán —que representa la auto-división del error, o el sentido carnal de la vida en la materia— la alegoría describe la fuerza mental hipnótica como una serpiente que puede tentar a la humanidad y distraerla para que no obedezca los mandamientos de Dios.
La serpiente continúa simbolizando a la hipotética mente maligna a lo largo de toda la Biblia. Mary Baker Eddy dice en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “En el Génesis, esta alegórica serpiente que habla simboliza la mente mortal, ‘astuta, más que todos los animales del campo’. En el Apocalipsis, al acercarse a su perdición, este mal aumenta y se convierte en el gran dragón escarlata, henchido de pecado, ardiendo en guerra contra la espiritualidad y maduro para la destrucción” (págs. 564, 565).
En nuestra época, el aparente aumento del pecado y la violencia cumple esta profecía. El mal, o magnetismo animal, visto en el ateísmo generalizado, la falta de honradez en los negocios, la corrupción política y la tiranía, así como en el intento flagrante de los mortales por acabar con las normas morales desarrolladas por el cristianismo a lo largo de los siglos, es de hecho, algo a tener en cuenta en el reino de la creencia humana.
La Ciencia Cristiana hace que esto sea posible, primero al definir claramente el magnetismo animal como irreal, una acción hipnótica sin identidad real, y luego al enfrentar esa aparente acción con la acción verdadera, la ley de Dios, la fuerza universal siempre presente del Espíritu. Al reconocer que el aumento del mal en el mundo de hoy significa que el error está “maduro para la destrucción”, la Ciencia Cristiana permanece tranquila mientras redobla todos sus esfuerzos en su misión de destruir la pretensión de una mente animal.
En Ciencia y Salud, la Sra. Eddy escribe “Siendo su base una creencia y esta una creencia animal, en la Ciencia el magnetismo animal, mesmerismo o hipnotismo es una mera negación que no posee inteligencia, poder ni realidad, y en el sentido es un concepto irreal de la así llamada mente mortal” (pág. 102). En la terminología de la psicología, una negación es una ausencia de algo real, y la Ciencia Cristiana está de acuerdo con esta definición, incluso cuando muestra cómo la ausencia, o la nada, de todo lo que es animal e hipnótico deba probarse mediante la demostración de la pureza siempre presente a semejanza del Cristo.
La Ciencia Cristiana les da valor a las víctimas de una sociedad materialista; las despierta para que se opongan a la creencia de la materia consciente y dejen de perseguir los objetivos engañosos del deseo carnal. Esta Ciencia restaura a estas personas a su dignidad original y al respeto de sí mismas al revelar que el hombre de Dios es Su semejanza, la consciencia individual que está gobernada únicamente por las fuerzas del Espíritu. Entonces este concepto verdadero, esta identidad a la semejanza del Cristo, sana a la víctima de la atracción falsa, y la incesante atracción del hombre hacia el Espíritu toma la forma en la vida humana de una lealtad inquebrantable hacia la acción moral y espiritual.
El carácter semejante al Cristo de nuestro Maestro, Jesús, le dio poder sobre las fuerzas hipnóticas que habían pretendido producir estados mentales malignos y evocado en los mortales imágenes de pecado, enfermedad y deformidad, allí mismo donde los hijos de Dios realmente existen. Fue porque el Maestro oyó la respuesta a su oración, “Padre, glorifica tu nombre”, en las palabras estruendosas del Todopoderoso, “Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez”, que Jesús pudo decir “ahora el príncipe de este mundo será echado fuera” (Juan 12: 28, 31).
Hoy, nosotros podemos escuchar estas reconfortantes palabras de la Deidad que siempre habla. Dios glorifica Su naturaleza en Sus hijos, y este es el hecho de la existencia del hombre. Los que aceptan la filiación divina como su única individualidad encuentran que manifiestan el poder de Cristo, la Verdad. La acción del carácter semejante al Cristo echa fuera el espíritu de desobediencia de su pensamiento. El Cristo y el mal no pueden morar juntos.
Por medio de la Ciencia los colmillos de la serpiente se están cayendo. Las sugestiones de pecado y enfermedad están empezando a desaparecer de la faz de la tierra a través de medios espiritualmente científicos. Las curaciones realizadas por la Ciencia Cristiana sustituyen los aparentes reveses de la voluntad de Dios para con el hombre con la verdades de pureza y salud.
Estas curaciones agitan la mente humana hasta lo más profundo, haciendo que la acción del mal consciente e inconsciente en él se agrave y sea agresiva. Al estar frustrada por las manifestaciones del poder del Cristo que aparecen en el pensamiento humano universal, la fuerza hipnótica impulsaría a aquellos que no quieren escuchar la voz de Dios a que se comporten como individuos tímidos morales, sirvientes de la mente maligna, que trabajan en contra de sus propios buenos intereses y los del mundo. De modo que, si bien la serpiente susurrante parece haberse convertido en un dragón ruidoso en muchas áreas del pensamiento de hoy, con sus excesos de libertinaje y ateísmo, en realidad, el mal está más cerca que nunca de su fin.
Si las personas reconocieran que los primeros susurros de la serpiente no son sus propios pensamientos, sino las influencias destructivas de una mente irreal, si ellos dejaran de escuchar y obedecer esos susurros, las propensiones animales se eliminarían rápidamente del pensamiento y no se les permitiría crecer a las dimensiones de un dragón, intensamente hipnótico.
Debido a que el magnetismo animal es la acción voluntaria o involuntaria del mal, debe enfrentarse con el poder de la consciencia espiritual. Dios es omniacción —toda acción— y esta verdad debe ser comprendida y declarada formalmente. Entonces después será demostrada, y la acción hipnótica de la supuesta mente carnal será acallada. Los impulsos mentales que llevan al egoísmo, el odio, el mal comportamiento sexual, la dependencia de las drogas, la traición, la deshonestidad, todos ellos caen ante la humilde aceptación de las enseñanzas de la Ciencia Cristiana, y el esfuerzo sincero de obedecer las verdades de la existencia del hombre que la Ciencia revela.
La Sra. Eddy da este consejo en La Primera Iglesia de Cristo, Científico y Miscelánea: “El magnetismo animal, el hipnotismo, etc., son despojados de sus armas por el practicista que excluye de su propia consciencia, y de la de sus pacientes, todo sentido de realismo de cualquier otra causa o efecto, excepto el que proviene de Dios” (pág. 364). La Ciencia Cristiana continuará desarmando el magnetismo animal hasta que su acción hipnótica cese de encontrar respuesta en cualquier individuo, y toda la humanidad sea liberada para resolver las verdades de la existencia únicamente por medio de la acción del Espíritu.