“En todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:37–39).
Entonces, ¿puede una criatura, un ratón, una mosca, un mosquito, separarme del amor de Cristo?
Antes de conocer la Ciencia Cristiana, yo sufría de malaria, al punto de que cada año, mi familia temía lo peor. Estaba recurriendo a métodos africanos tradicionales para erradicar la enfermedad, y esto era en vano. Tenía recaídas con regularidad.
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