Conocí la Ciencia Cristiana cuando tenía 20 años. En aquel entonces sufría de una depresión muy profunda porque me sentía sola. No quería dormir ni comer. Entonces sentí el impulso de llamar a una tía que es Científica Cristiana, y ella empezó a orar por mí. Me recomendó que leyera este pasaje de la Biblia: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque el Señor tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” (Josué 1:9). Y a partir de allí empecé a estudiar la Ciencia Cristiana y me sané por completo de la depresión.
Más recientemente, me desperté un día con fiebre y con lo que parecían ser síntomas de gripe, y no pude ir a trabajar. Comencé a orar como he aprendido con mi estudio de la Biblia y de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, y me mantuve tranquila.
Soy Primera Lectora en mi Iglesia filial de Cristo, Científico, en Caracas, y aquel miércoles me sentí bien como para dirigir la reunión de testimonios. Al salir de la iglesia me pareció que estaba totalmente libre de los síntomas.
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