He escuchado a científicos cristianos decir que ellos han “demostrado un auto” o “una casa”, queriendo decir que lo pudieron comprar. Pero, ¿es correcto decir que demostramos bienes materiales?
Al hablar de la necesidad humana por la provisión material, como alimentos y ropa, Jesús nos enseñó que debemos buscar primero “el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). Sin embargo, por lo general vemos a personas que buscan primero las “cosas que han de añadirse” y se olvidan de buscar el reino de Dios y Su justicia, siguiendo ese deseo de “demostrar” cosas materiales.
Nuestra atención debería centrarse en demostrar las cualidades que Dios nos ha dado, y en saber que las cosas materiales que necesitamos nos son naturalmente “añadidas” al expresar estas cualidades. Cuando demostramos inteligencia, paciencia, honestidad, amor y alegría en todo lo que hacemos, nuestro trabajo es siempre y naturalmente, bien hecho, y de una manera u otra, las cosas materiales que necesitamos nos son añadidas. Pero nuestra atención debe estar puesta realmente en demostrar las cualidades espirituales, no las cosas materiales.
En Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, Mary Baker Eddy escribió: “El Alma tiene recursos infinitos con que bendecir a la humanidad, y la felicidad se lograría más fácilmente y estaría más segura en nuestro poder, si se buscara en el Alma” (pág. 60). El Alma es un sinónimo de Dios, y los recursos que Dios tiene para bendecir a la humanidad no son materiales, sino que son las ideas y cualidades espirituales que Él nos da gratuitamente.
Al relacionar este pasaje con los otros sinónimos de Dios, encontramos que:
La Mente tiene inteligencia y sabiduría infinitas y un sinfín de ideas con que bendecir a la humanidad...
El Espíritu tiene espiritualidad y fortaleza infinitas con que bendecir a la humanidad...
El Alma tiene vivacidad y alegría infinitas con que bendecir a la humanidad...
El Principio tiene orden y disciplina infinitos con que bendecir a la humanidad...
La Vida tiene vitalidad y salud infinitas con que bendecir a la humanidad...
La Verdad tiene honestidad e integridad infinitas con que bendecir a la humanidad...
El Amor tiene bondad y amabilidad infinitas con que bendecir a la humanidad.
Por lo tanto, busquemos primero el reino de Dios y Su justicia —el conocimiento espiritual de que Dios reina y gobierna a Sus hijos en armonía, que Él es la fuente de todo el bien y bendice a todos por igual. Busquemos el entendimiento de que Dios es la fuente infinita de recursos —de las ideas y las cualidades que necesitamos en nuestra vida diaria. Con esta consciencia elevada y más espiritualizada, somos capaces de ver y entender las bendiciones espirituales que ya tenemos.
No necesitamos buscar, o sufrir para conseguir, las “cosas que han de añadirse”. Tenemos que buscar a Dios primero, para escucharlo, ser receptivos a las ideas que vienen de Él, para demostrar Sus cualidades en todo que hacemos, y entonces todo lo que necesitamos saldrá a la luz.
Cuando veamos lo que ya existe —la provisión de Dios tangible manifestada en nuestra experiencia— estaremos agradecidos a Dios. Y quizás ya no daremos tanta importancia a las cosas materiales en sí mismas, porque estaremos satisfechos y felices con el entendimiento de la Verdad y el Amor que nos rodean, proveyéndonos, protegiéndonos y bendiciéndonos. Esta maravillosa sensación de ser infinitamente amados por Dios es nuestra verdadera bendición, aunque todas nuestras necesidades humanas serán ciertamente satisfechas.
