El debate sobre la seguridad eficaz contra el terrorismo se intensifica después de un ataque o intentos de ataque. Pero la necesidad de tener una seguridad eficaz es constante. Una pregunta que me sigo haciendo es: “¿Cuál es mi responsabilidad individual como ciudadana para combatir el terrorismo?”
Me llamó la atención un artículo del Christian Science Monitor sobre la seguridad en los aeropuertos, después de que fuera frustrado un intento de ataque terrorista a bordo de un avión en diciembre último. Decía lo siguiente: “Muchos analistas dicen que la naturaleza creativa y de adaptación del terrorismo moderno, hace que la vigilancia de los pasajeros —aunque son la última línea de defensa— sea una de las formas más eficaces de detener otro ataque” (“Last line of defense against in-flight terrorism: passengers”, 29 de diciembre de 2009). Yo sigo pensando que también debe haber una especie de vigilancia que todo ciudadano (en todo nivel de responsabilidad) pueda realizar cada día, y que impida que los ataques lleguen tan cerca de concretarse, en primer lugar.
Sin duda, la amenaza, casualidad y peligro mortal impuestos por el terrorismo, requiere que las mejores medidas de seguridad posibles sean concebidas y puestas en práctica con eficacia, para garantizar la seguridad del público. Ciertamente, es sumamente necesario que todos estemos alertas y vigilantes, ya sea que, en cierto sentido, tengamos la responsabilidad de proporcionar seguridad al público, o estemos indirectamente envueltos como ciudadanos comunes.
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