Escribir para sanar
Dar a conocer el mensaje del cristianismo es un desafío que cada nueva generación de seguidores de Cristo Jesús debe enfrentar. Nuestras obras —el hecho de vivir el mensaje— llegan a aquellos que buscan respuestas. Pero junto con las obras son necesarias las palabras, palabras que relatan, presentan, exploran, exponen, explican y dejan constancia del poder de la Verdad en nuestras vidas.
Hoy cuando escuchamos el llamado “predicad el evangelio a toda criatura”, ¿cómo respondemos? Esta columna ofrece perspectivas de una variedad de personas que han respondido escribiendo. Sin embargo, la columna no consiste tanto en escribir, como en la actividad sanadora de dar a conocer y sentir la Palabra de Dios.
Algo curioso ocurre cuando uno está por completar un artículo metafísico para las publicaciones de la Ciencia Cristiana: ¡Se produce una transformación en la forma de pensar y en el carácter del escritor!
Escribir un artículo puede que no siempre sea fácil, aunque el amor que siento por la Ciencia Cristiana y por la humanidad me ha obligado una y otra vez a hacer el esfuerzo de hacerlo. A lo largo de los años, cuando los artículos han sido publicados, me he sentido agradecida por las bendiciones que se han acumulado para los demás. Sin embargo, las bendiciones que se han acumulado para esta escritora, mediante la disciplina espiritual que el proceso de escribir me ha impuesto, son razón suficiente para apartar cada día para mí misma un tiempo tranquilo e ininterrumpido para escribir.
Lo que el escritor más necesita es esa quietud mental donde Dios es reflejado. Sentarse en silencio solo con Dios —con un lápiz y anotador y/o un procesador de textos— atesorando el humilde deseo de escuchar para permitir que Él aclare una idea en tu consciencia, es una aventura sagrada y altruista. Se ganan muchas batallas con el yo: impaciencia, orgullo, duda, envidia, justificación propia y temor. El tiempo que uno pierde en hacerlo, termina siendo un ahorro de tiempo, porque la forma de pensar espiritual y clara se manifiesta a sí misma en mayor serenidad, mejores decisiones y menos errores en el curso de tu día.
He descubierto que escribir realmente me fuerza a considerar con honestidad mi propia manera de pensar, y dársela a Dios para que la moldee a Su imagen. Además, hace que sea más objetiva al considerar cómo presentar la Ciencia Cristiana de una manera que otros puedan entenderla. Vale la pena hacer sacrificios por ella. ¿No te gustaría unirte a mí? Espero poder leer un artículo con tu nombre algún día.
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