Imagínate caminando por la selva de Costa Rica. El aire es denso debido a la humedad y lleno de sonidos de insectos y pájaros. Ahí es donde yo estaba en octavo grado, divirtiéndome con mis amigos en un bosque exótico, en un viaje de la escuela.
Pero entonces, a mitad del viaje, empecé a sentirme enfermo, y no podía comer o siquiera mirar mi comida. Decidí volver a la habitación del hotel en vez de quedarme en el restaurante donde estábamos. Cuando me fui, no pude evitar sentirme enojado porque me estaba perdiendo esta oportunidad única en la vida. Me sentía débil, sin esperanza, y en general sentía lástima de mí mismo.
Aunque no recuerdo haberme quedado dormido, debo haberlo hecho, porque lo siguiente que recuerdo es despertarme y ver a mis amigos sentados en el extremo de mi cama. Viajaba con un grupo de Científicos Cristianos, y ellos habían traído una copia de la Lección Bíblica de la Ciencia Cristiana, y me la estaban leyendo. Me sentí muy tranquilo y bien atendido, y tan feliz de que mis amigos estuvieran allí apoyándome. Me sentí rodeado de amor.
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