Eran las 4:30 de la madrugada cuando me desperté sintiendo que me costaba mucho respirar y con la garganta dolorida e irritada. Mi primera reacción fue de temor al pensar en cuánto sufriría la siguiente semana al padecer de un resfriado.
Tuve la tentación de volverme a dormir. Después de todo, pensé, era simplemente un resfriado. Me sentiría incómoda unos días, y luego desaparecería, tal como sucedió con todos los otros resfriados que había tenido en el pasado.
Pero en lugar de dormitar, recordé algo que había escuchado en una conferencia de la Ciencia Cristiana hacía tan solo dos semanas. El conferenciante había compartido la idea de que todo desafío que enfrentamos, cualquiera sea su forma, es un “llamado de atención”, alertándonos de que tenemos la oportunidad de cambiar el pensamiento. La verdadera curación tiene lugar como resultado de ese cambio, a medida que obtenemos una comprensión más clara de todo lo que Dios es y lo que eso significa respecto a nosotros Sus hijos.
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