Comencé a asistir a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana cuando tenía dos años y medio. Allí aprendí acerca de Dios y cómo apoyarme en Dios para sanar. Desde mi niñez, he tenido muchas curaciones al orar y comprender mejor a Dios. Me gustaría contarles algunas de ellas.
Cuando tenía tres años, nuestra familia estaba regresando a casa de la iglesia cuando accidentalmente abrí la puerta del auto mientras estaba todavía en movimiento y me caí en la carretera. Pero cuando el auto se detuvo y mi madre corrió a recogerme, vio que yo estaba perfectamente bien. Ya a esa edad, yo había aprendido que Dios está siempre protegiéndome y cuidando de mí, y supe que esto era verdad.
Lo que he aprendido en la Escuela Dominical también me ha ayudado en mi escuela regular. Por ejemplo, estaba teniendo problemas con una de mis amigas. Siempre que ella estaba presente, me sentía irritada y nos peleábamos. Entonces decidí hablar sobre esto con mi maestra de la Escuela Dominical, y ella compartió conmigo este pasaje de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy: “En la Ciencia el hombre es linaje del Espíritu. Lo bello, lo bueno y lo puro constituyen su ascendencia” (pág. 63). Hablamos sobre lo que significa esto: que mi amiga y yo no éramos dos personalidades en conflicto, sino las hijas de Dios, y expresábamos Sus hermosas cualidades. Oré con estas ideas.
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