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Sana de somnolencia

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 22 de enero de 2018


Varios años atrás, después de regresar de un viaje de negocios al exterior, comencé a dormirme constantemente. Me dormía cuando trataba de leer la Lección Bíblica semanal de la Ciencia Cristiana cada mañana, ¡aun antes de llegar a la primera frase! Me dormía durante el servicio religioso en la iglesia, y lo peor era que me dormía cuando manejaba el auto.

Esta condición persistió por unos diez días. Al principio pensé que simplemente debía superar el cansancio del viaje, y necesitaba dormir más, así que traté de irme a la cama más temprano cada noche. A pesar de esos esfuerzos, seguía anormalmente soñoliento.

Al recurrir a Dios en busca de una respuesta, leí una frase en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, que afirma: “Científicos Cristianos, sed una ley para vosotros mismos para que la malapráctica mental no pueda dañaros ni cuando dormís ni cuando estáis despiertos” (pág. 442).

Después de leer esto, decidí pedir ayuda a un practicista de la Ciencia Cristiana. Cuando le describí el problema, lo primero que me preguntó fue: “¿Oras por ti mismo todos los días?” Le dije que leía la Lección Bíblica de la Ciencia Cristiana todos los días.

Una vez más, el practicista me hizo la misma pregunta: “¿Oras por ti mismo?” nuevamente le respondí que leía la lección.

Entonces me indicó que orar por uno mismo y leer la Lección no es la misma cosa. Me sugirió que antes de comenzar cualquier actividad por la mañana, incluso sentarme a leer la Lección Bíblica, estableciera en mi pensamiento que soy uno con Dios por ser Su imagen y semejanza, y me mantuviera firme en eso durante todo el día lo mejor que pudiera.

Al pensar profundamente en esto, recordé que nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, oraba varias veces al día a pesar de su apretado horario. “Tres veces al día, me retiro para implorar la bendición divina para los enfermos y los afligidos, con el rostro vuelto hacia la Jerusalén del Amor y la Verdad, en oración silenciosa al Padre que ‘ve en lo secreto’ y con la confianza de un niño de que Él me recompensará ‘en público’ ” (Mary Baker Eddy, Escritos Misceláneos 1883–1896, pág. 133). Ella apartaba horas específicas para orar cada día, y pedía al personal de su casa que no la interrumpieran durante esta sagrada comunión con Dios (véase We Knew Mary Baker Eddy, Expanded Edition, Vol. II, pp. 301–302). 

A través de mi estudio y práctica de la Ciencia Cristiana, sabía que era importante orar por uno mismo para contrarrestar la forma de pensar materialista y agresiva del mundo, a la cual la Sra. Eddy denominó magnetismo animal en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud. Magnetismo animal es la creencia en un poder aparte de Dios, que trataría de impedirnos obedecer estrictamente a Dios. Fundamentalmente carece de poder, pero es necesario ponerlo al descubierto y negar que tenga cualquier legitimidad real, puesto que Dios, la Mente única, es el único poder.

Decidí tener más disciplina para orar y empecé a darme a mí mismo un tratamiento de la Ciencia Cristiana todos los días. Por ejemplo, cuando despertaba, declaraba que solo hay una Mente, que la Mente es Dios, y la Mente divina es la única Mente que puedo reflejar. También me esforzaba por comprender más a fondo el hecho espiritual de que el pecado y la enfermedad —y la somnolencia— no forman parte de la creación espiritual de Dios y, por ende, no pueden ser parte de mi experiencia.

Más tarde, me di cuenta de que mi oración era similar a la que la Sra. Eddy en una ocasión compartió con Calvin Hill: “Lo primero que hago en la mañana cuando me despierto es declarar que no tendré otra mente ante la Mente divina, y tomo completa consciencia de esto, y me adhiero a ello durante todo el día; entonces, el mal no puede tocarme” (We Knew Mary Baker Eddy, Expanded Edition, Vol. I, p. 353).

Después de dos días de orar con persistencia de esta manera, comencé a ver un cambio inmediato. Me sentía sumamente despierto y alerta, y la somnolencia simplemente desapareció.

Esta curación me enseñó cuán importante es para los Científicos Cristianos orar por ellos mismos a diario como la Sra. Eddy instruye en el Manual de La Iglesia Madre: “Será deber de todo miembro de esta Iglesia defenderse a diario de toda sugestión mental agresiva, y no dejarse inducir a olvido o negligencia en cuanto a su deber para con Dios, para con su Guía y para con la humanidad” (pág. 42). Estoy muy agradecido por esta curación.

Jae-Bok Young
Nuevo Boston, Nuevo Hampshire, EE.UU.

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