Pienso que sería de muy mal gusto que un hombre me dejara justo antes de las fiestas. Pero eso era justamente lo que me acababa de pasar.
“¿No podía esperar hasta después de las fiestas?”, le dije gimiendo a una amiga. ¡Sí, gimiendo!
Ahora, no habría sorpresas divertidas en Navidad, ni actividades juntos, y tendría que ver a mis amigos —cada uno de los cuales tenía a alguien especial con quien pasar las fiestas— disfrutar de todas las cosas que hacen las parejas en esa época del año.
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