El cambio climático se ha transformado en un tema candente debido a los contenciosos desacuerdos sobre la naturaleza del problema y las soluciones potenciales. De modo que, al considerar este tema, sabía que debía enfrentarlo no solo como profesora de ingeniería, sino mucho más como Científica Cristiana. La Ciencia Cristiana muestra que nunca estamos sin una solución definitiva; de hecho, apunta a soluciones realmente científicas. Ofrece la perspectiva cristianamente científica, al apoyarse en el orden de toda la creación establecida y mantenida por Dios, el Amor divino mismo, y la ley de la armonía universal de Dios.
El libro de texto de la Ciencia Cristiana escrito por Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras,explica que la existencia material es completamente mental. Si bien hay crecientes evidencias empíricas —particularmente en el reino de la física cuántica— respecto a la importancia de las causas mentales, la Sra. Eddy descubrió, a través de la Biblia y la revelación divina, que la materia es simplemente una construcción falsa de la consciencia mortal. Ella aclara este punto en todo Ciencia y Salud, como en esta declaración: “La materia, o el cuerpo, no es sino un concepto falso de la mente mortal. Esta así llamada mente construye su propia superestructura, de la cual el cuerpo material es la parte más tosca; pero desde el principio hasta el fin, el cuerpo es un concepto sensorio y humano” (pág. 177).
El naturalismo, que domina el punto de vista científico actual, es la suposición filosófica de que los efectos físicos deben ser el resultado de una causa física, que excluye generalmente toda causa mental o, más particularmente, toda causa espiritual. De modo que, en el caso de nuestro clima, la ciencia natural afirmaría que todo efecto negativo debe ser el resultado de una causa física negativa. Pero la Ciencia Cristiana explica que un efecto físico negativo se explica mejor mediante una causa mental negativa. Y más importante aún es la comprensión de que la influencia saludable de la Mente divina, Dios —la única causa real y perfecta— cuando es comprendida y aceptada, tiene un efecto armonizador en nuestro cuerpo y en nuestra tierra. Esta es la oración científica por medio de la cual el Cristo, la Verdad, espiritualiza el pensamiento y, consecuentemente, destruye el efecto de la forma de pensar basada en la materia: el pecado, el temor, incluso la muerte.
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