P: Me siento atrapado en la oscuridad de mi vida: frustrado, desesperado, asustado. Necesito ayuda.
R: Pensamos en la oscuridad y en la luz como dos caras de la misma moneda, pero ¿lo son? Para un planeta, la respuesta es sí. Pero para un rayo de sol no. Para el rayo de sol no existe la oscuridad. Toda su identidad es luz.
Cuando sentimos que estamos en medio de la oscuridad —luchando contra la duda, la confusión o la depresión; sintiéndonos perdidos o en pánico— identificarse con el rayo de luz puede ayudar. Muchísimo. Jesús sabía esto. Una vez dijo: “Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12) y, “No puedo yo hacer nada por mí mismo” (Juan 5:30).
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!