Hace unos años, noté que me había salido un pólipo nasal. Al principio oré por ello, y luego, como no era algo en lo que estuviera pensando todo el tiempo, solo oraba cuando me venía al pensamiento. Me sentía muy cómoda confiando en la verdad de una declaración del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy: “Una idea espiritual no tiene un solo elemento de error, y esta verdad elimina debidamente todo lo que es nocivo” (pág. 463). Puesto que soy la hija amada de Dios, sabía que mi verdadera naturaleza es la de una idea espiritual, la expresión de Dios. Él está consciente de nosotros y nos cuida a cada momento, y yo sabía que como esto es verdad, la imposición de creer que algo falto de armonía se había desarrollado en mi ser, no podía perdurar. Nada podía poner en peligro mi seguridad en Dios.
También pude ver que los pensamientos agresivos respecto a las causas o consecuencias potenciales de la condición eran ridículos porque no eran pensamientos que vinieran de Dios. Y como me causaban gracia, esto ayudaba a neutralizar el miedo. También oraba con una idea que me había surgido hacía años: “No es un proyecto; es una mentira”. Para mí esto quería decir que no era correcto transformar una creencia en una “cosa”, o mi intento de liberarme de ella en un proyecto, sino contradecir su realidad siempre que me viniera la sugestión al pensamiento. Mi tarea no consistía en sanar algo, sino más bien en rebatir la evidencia de los sentidos materiales basándome en la Verdad divina, y dejar que la realidad de Dios resplandeciera a través de ella.
Entonces llegó un día en que no pude evitar estar constantemente consciente del pólipo, y por la noche hubo nuevos síntomas que podrían haber sido realmente alarmantes si no hubiera orado de la manera que lo hice. Sin embargo, en ese momento, mediante la gracia de Dios, me pareció aún más lógico que Él estuviera gobernándome y manteniéndome, que esos síntomas nunca indicaban la verdadera condición de mi ser, y que era completamente normal confiar en Dios y en que cualquier ajuste que fuera necesario se haría. Yo sabía que, por ser Su hija, siempre estaba a salvo y exenta de enfermedad y peligro; hecho espiritual que Mary Baker Eddy identifica como punto fundamental en el tratamiento metafísico. (véase Ciencia y Salud, pág. 411).
A la mañana siguiente, el pólipo pasó naturalmente por mi sistema sin ningún efecto adverso, y no ha vuelto a manifestarse. Los síntomas relacionados también se disolvieron. Al reflexionar sobre esta experiencia, me di cuenta de que hubo otro factor importante para la curación. Yo había estado pensando en que el concepto de envejecimiento es una acumulación de falsas creencias que no han sido cuestionadas; creencias contrarias a la armonía eterna del hombre. Realmente anhelaba comprender que la Ciencia Cristiana es eficaz para eliminar dichas creencias, que la Verdad divina las neutraliza. Es interesante porque aquí comencé a ver que este anhelo no era algo por lo que yo hubiera orado conscientemente, sino algo que había surgido en mi consciencia naturalmente al haber estado leyendo con regularidad el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud.
Para mí esto ilustraba perfectamente el concepto de la gracia. La palabra griega traducida como “gracia” en el Nuevo Testamento es charis, queThe New Strong’s Exhaustive Concordance of the Bible define en parte como “la influencia divina en el corazón, y su reflejo en la vida; incluida la gratitud”. Tanto la certeza que yo tenía como el anhelo de ver la demostración práctica de la ley de Dios, se habían producido debido a la influencia divina en mi corazón; Su influencia en mis pensamientos y sentimientos más íntimos. Nada de esto se me ocurrió hasta después de la curación, pero sé que sucedió así para que yo pudiera ver más claramente que el gobierno de Dios que todo lo envuelve es completo: Él nos gobierna amorosamente dándonos nuestros deseos correctos y asegurándose de que se cumplan.
Ahora, también puedo ver más claramente que cuando me viene al pensamiento la declaración del libro de texto “Una idea espiritual no tiene un solo elemento de error, y esta verdad elimina debidamente todo lo que es nocivo”, al enfrentar la pretensión de que hay algo físico que es necesario eliminar, “todo lo que es nocivo” es siempre una creencia falsa, un concepto falso que debemos abandonar, nunca es una cosa real y sustancial. La idea espiritual la elimina, cuando cedemos a esa idea.
Estoy muy agradecida a Dios por esta demostración de Su bondad y cuidado por mí. Estoy agradecida por el ejemplo que Cristo Jesús nos dejó a todos nosotros, que demostró que Dios nos cuida imparcialmente a cada uno. Y estoy agradecida porque Mary Baker Eddy nos dio el libro de texto sobre la curación cristiana con todas sus sencillas pero poderosas y prácticas ideas sanadoras.
Erin Fisher
Chagrin Falls, Ohio, EE. UU.