Era un año de mucha agua. Este es un término de rafting o canotaje que describe el estado del río que estábamos a punto de abordar. No solo estaba alto el nivel del agua, sino que el río corría extremadamente rápido. La situación me parecía muy intimidante, dado que estaba a punto de ser uno de los guías en los rápidos que habían volteado mi kayak el año anterior.
Durante aquel incidente, había tenido una experiencia aterradora. No solo se había volteado mi kayak, sino que me había golpeado la muñeca contra una roca, lo que me dejó un gran hematoma. La practicista de la Ciencia Cristiana del campamento al que asistía oró conmigo durante varios días, y aunque el dolor y el moretón desaparecieron y yo estaba agradecida por eso, el miedo continuó durante el resto de mi tiempo en el campamento.
Y ahora aquí estaba de nuevo. Cuando nos acercamos al punto de partida, sentí un malestar en la boca del estómago, y pensamientos de temor inundaron mi mente. Traté de rechazarlos mientras descargábamos los botes, pero fue en vano.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!