Había seguido el protocolo exactamente, había conseguido mis documentos a tiempo y visto como habían avanzado a través del proceso. Sin embargo, mi boleto de avión para salir era para el día siguiente, y todavía no tenía la visa requerida para el país a donde se suponía que debía viajar. A pesar de las numerosas llamadas, parecía que debía hacer un plan alternativo para mi viaje de negocios.
La falta de respuesta del gobierno parecía reforzar la creencia comúnmente aceptada del caos y la deficiencia en ese país. Así que, en el tiempo que habitualmente reservo para orar, me alejé de la mentalidad de arreglar, planear y esbozar con urgencia un Plan B. En cambio, me concentré totalmente en sentir el poder de la presencia divina.
Esto no era para evitar un problema o para escapar y no lidiar con él. La Ciencia Cristiana muestra que es la naturaleza de Dios, la Mente divina o inteligencia, iluminándonos con el bien espiritual. Incluso antes de que surja una solución, se resuelva una situación o se supere una dificultad, este bien espiritual nos calma y fortalece, y abre nuestro pensamiento a las posibilidades.
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