Un día, estaba trabajando en mi escritorio, cuando me llamaron la atención unos golpecitos cerca de donde mi perra estaba profundamente dormida y soñando. Su cola se meneaba y golpeaba el suelo, y sus patas delanteras se movían como si estuviera corriendo y persiguiendo algo. Por lo general, cuando veo esto, solo sonrío y digo: “Debe estar persiguiendo un conejo”.
Pero ese día una experiencia común se convirtió en algo profundamente inspirador para mí, que continúa siendo un recordatorio de que no hay verdadera sustancia o vida en la materia. Al instante, comprendí que el cuerpo de la perra en su sueño era probablemente tan real para ella como su cuerpo lo era para mí mientras la veía dormir. Esto me impulsó a ver aún más claramente lo que había aprendido en la Ciencia Cristiana: que el cuerpo en un sueño dormido no solo es un concepto de una consciencia supuesta, sino que el cuerpo que vemos cuando estamos despiertos también es un concepto de la consciencia supuesta (llamada mente mortal en la Ciencia Cristiana), y ninguno de los dos tiene sustancia real. Tal vez podría ser más difícil percibir que el cuerpo que estaba viendo era un concepto supuesto, pero eso no hace que la declaración sea menos cierta.
Mary Baker Eddy afirma en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras que “Los mortales son tan materiales en las horas en que están despiertos como cuando actúan, caminan, ven, oyen, gozan o sufren en sueños. Nunca podemos tratar la mente mortal y la materia por separado, porque se combinan como una sola cosa” (pág. 397). Además, en Ciencia y Salud se afirma: “El cuerpo material, al que llamas yo, es la mente mortal ...” (pág. 416).
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