Dios es el único poder. Hace poco tuve una experiencia que me recalcó esta verdad, al proporcionarme evidencia de que Dios gobierna todos los aspectos de Su creación.
Un domingo por la noche, me encontré con una amiga para cenar, y mientras estacionaba comentó: “Tengo un problema con mi auto, pero no voy a arreglarlo todavía porque Mercurio está retrocediendo”.
Me reí y pensé: “¡Qué extraña razón para no arreglar tu auto!”. Tuvimos una linda cena, y no pensé más en ello.
Al regresar al trabajo al día siguiente, tuve que lidiar con un asunto difícil. Mi empresa importa productos de medios de comunicación, tales como CDs y DVDs de todo el mundo. Trabajamos con un almacén de distribución cercano a nuestra oficina central. Un envío desde el Reino Unido llegó a este almacén con cargos de importación a pagar al momento de la entrega. Como yo no estaba allí para hacerlo, el conductor marcó el envío como “rechazado”, lo que llevó a que lo pusieran en estado de retención en vez del estado habitual de nuevo envío.
Pagamos los cargos de importación por teléfono, y durante los siguientes días hicimos múltiples intentos por liberar el envío, pero fue en vano. Con el paso del tiempo, nos preocupaba que fuera devuelto al Reino Unido, lo que sería costoso para todos.
Con la frustración en aumento, pensé en una declaración que Mary Baker Eddy hace en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “Las dolorosas experiencias de la creencia en la supuesta vida de la materia, así como nuestros desengaños e incesantes angustias, nos hacen volver cual niños cansados a los brazos del Amor divino. Entonces empezamos a conocer la Vida en la Ciencia divina” (pág. 322).
Sabía que tenía una lección que aprender. Dos semanas después, mientras conducía hacia nuestro almacén de distribución, orando a Dios en busca de una respuesta a este problema y escuchando Su guía, de pronto tuve un pensamiento inesperado: “Mercurio está retrocediendo”.
“¿De dónde vino eso?”, me pregunté. Entonces recordé a mi amiga y su auto. Cuando llegué al almacén, busqué la frase “Mercurio está retrocediendo” en mi teléfono y descubrí que, tres veces al año, Mercurio parece viajar hacia atrás en el cielo con respecto al zodíaco. Se trata de una ilusión que dura unas tres semanas. Según el Almanaque del viejo granjero, “Estos tiempos en particular estaban tradicionalmente asociados con la confusión, el retraso y la frustración”.
¡Eso es! Esta era la creencia falsa con la que estaba lidiando. “La confusión, el retraso y la frustración” ciertamente describían mi experiencia con el envío retrasado del Reino Unido. Pero la Ciencia Cristiana enseña que toda desarmonía es una ilusión, porque Dios es todo y sólo crea el bien. Al no desafiar la idea de que los planetas podían tener poder sobre nuestra experiencia, yo había permitido que la falsa creencia se arraigara sutilmente en mi pensamiento.
Una vez descubierto, este error debía corregirse comprendiendo que Dios es el único poder. Tan pronto como me quedó claro ese hecho, el problema se resolvió. Comprendí que no hay ningún poder opuesto a Dios que pueda causar confusión, retraso o frustración. Ciencia y Salud afirma: “Los planetas no tienen más poder sobre el hombre que sobre su Hacedor, puesto que Dios gobierna el universo; pero el hombre, reflejando el poder de Dios, tiene dominio sobre toda la tierra y sus huestes” (pág. 102).
Aferrándome en oración a estas verdades, entré en el almacén de distribución. Nuestro representante estaba al teléfono con mi asistente. Le oí decir que acababa de hablar con la compañía naviera, la cual le informó que el envío había sido liberado y que sería entregado al día siguiente.
Sentí mucha alegría y gratitud a Dios por este cambio. En cuanto me quedó claro que Dios es el único poder, el problema se resolvió.
Más tarde, después de comprobar el seguimiento del envío, me enteré de que el primer intento de entrega fue el mismo día en que Mercurio comenzó a retroceder, y los problemas continuaron después de eso. Esta experiencia me llevó a considerar más profundamente lo que dejo entrar en mi pensamiento.
Nuestro pensamiento se expresa en nuestra experiencia; de modo que, si queremos armonía, salud y éxito, debemos comprender que Dios es la fuente de todo el bien, y mantener fuera pensamientos de escasez, frustración y desarmonía. Tenemos que asegurarnos de no aceptar tácitamente la mentira de que algo además de la ley divina está gobernando nuestras vidas o nuestros cuerpos. Ciencia y Salud nos instruye: “Sé el portero a la puerta del pensamiento. Admitiendo sólo las conclusiones que deseas que se realicen en resultados corporales, te controlarás armoniosamente a ti mismo” (pág. 392).
Cuando me reí despreocupadamente del comentario de mi amiga sobre Mercurio en retroceso, en lugar de refutarlo mentalmente con los hechos espirituales que sabía que eran ciertos, no estaba haciendo mi trabajo como portero de mi propio pensamiento. ¡Aprendí muy bien mi lección!
Incluso después de que se resolvió el problema de la entrega, sentí que necesitaba abordar más a fondo la superstición de la influencia planetaria o astrología. Merriam-Webster.com define de este modo la superstición: “una creencia o práctica resultante de la ignorancia, el miedo a lo desconocido, la confianza en la magia o el azar, o un concepto falso de la causalidad”.
La frase “un concepto falso de la causalidad” se refiere a la ilusión de que hay otra causa además del único Dios. La mentira de que la magia, el azar o los cuerpos celestes son causas quebranta el Primer Mandamiento: “No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxodo 20:3). Y como dice Ciencia y Salud en la página 353: “Tenemos que renunciar a lo espectral en todo sentido. No debemos continuar admitiendo que la superstición es algo, sino que debemos abandonar toda creencia en ella y ser sabios”.