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Mary Baker Eddy: El papel de Líder

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 5 de agosto de 2021


El descubrimiento de la Ciencia Cristiana por Mary Baker Eddy ocupa un período definible en el calendario de la historia. Lo mismo ocurre con su fundación de la Ciencia Cristiana, y con sus obras: Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras y el Manual de La Iglesia Madre. Sin señalar necesariamente las fechas exactas, cada una de estas tres actividades comenzó y ahora ha terminado. Cada una continúa dando nuevos frutos en el pensamiento y acción humanos a medida que obtenemos nuevos discernimientos acerca de ellas a niveles cada vez más profundos; pero el descubrimiento y la fundación de la Ciencia Cristiana ya están completos, y no se pueden hacer cambios en el texto de la Sra. Eddy en Ciencia y Salud o en el Manual de la Iglesia.

Con el liderazgo del movimiento de la Ciencia Cristiana de la Sra. Eddy es diferente. Este liderazgo no tiene un final cronológico. Es constante y así permanecerá. El 3 de junio de 1891, el año antes de que la Sra. Eddy reorganizara su iglesia como La Primera Iglesia de Cristo, Científico, se leyó una carta suya en una reunión de sus estudiantes en Boston. En ella se aseguraba a los presentes: “Todavía estoy con vosotros en el campo de batalla, marchando hacia adelante, con miras más amplias y elevadas, y con la esperanza de que me seguiréis” (Escritos Misceláneos, pág. 136). Unos dos años antes, la Sra. Eddy se había mudado de Boston a Concord, New Hampshire, y residiría en Concord durante casi veinte años; pero aquí notificaba sus intenciones. No había abandonado el campo de sus labores ni renunciado a su liderazgo.

El domingo 4 de diciembre de 1910, en el servicio matutino de La Iglesia Madre, la congregación escuchó un anuncio, que se leyó desde el púlpito justo antes de la bendición final. Este anuncio habló del fallecimiento de la Sra. Eddy la noche anterior, y sus palabras citadas anteriormente estaban incluidas en él. A partir de ese momento, la Junta Directiva de la Ciencia Cristiana, que la Sra. Eddy había establecido, y los otros dignatarios de La Iglesia Madre asumirían un nuevo grado de responsabilidad en el cumplimiento de los deberes que la Sra. Eddy les había asignado en el Manual de la Iglesia. Pero como Guía (Líder) del movimiento de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy permanecía y permanecería donde siempre había estado: a la cabeza de sus seguidores.

Una Guía que sigue al Cristo

En el período en que se conoció a la Sra. Eddy por primera vez como Guía, los términos líder y liderazgo eran generalmente bien considerados. Pero, desde la Primera Guerra Mundial, ciertos sucesos históricos y tendencias sociales han dado un tono algo diferente a estos términos. Por un lado, líder, liderazgo y el principio de un líder durante algunas décadas estuvieron estrechamente identificados con tiranías políticas monstruosas. Por otro lado, muchas personas y pueblos con un deseo creciente y totalmente apropiado de ejercer el autogobierno personal y político se han rebelado contra un liderazgo fuerte o lo que podría considerarse como el sistema “estrella” en la política y la organización social. La combinación de estos dos acontecimientos ha creado en círculos serios, y ciertamente en todas las naciones democráticas, una sospecha cautelosa de cualquiera que se llame líder o que pretenda ejercer liderazgo. Incluso cuando a veces se expresa el deseo de un liderazgo anticuado, tiende más a ser nostálgico que a pensarse seriamente y a significar una solución para hoy.

Pero los Científicos Cristianos están comprometidos con la misión cristiana de la redención, y esto incluye la redención de conceptos correctos y útiles que asociaciones dudosas pueden haber contaminado. La Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana adoptó el título de Líder (Guía) específicamente; de esta manera, ella aseguró al movimiento de la Ciencia Cristiana un liderazgo viviente continuo. Así que, aunque es cierto que los términos “líder” y “liderazgo” se han corrompido profundamente, este podría ser un intento más por parte del magnetismo animal de hundir y enterrar la revelación de la Ciencia del Cristo y su continua demostración en la tierra. Depende de los Científicos Cristianos, al utilizar estos términos, que estos preserven para ellos su significado correcto y útil. Por este motivo, necesitamos entender la historia y la naturaleza del liderazgo de la Sra. Eddy. 

Ya en agosto de 1879, el término “Líder”, refiriéndose a la Sra. Eddy, comenzó a extenderse entre sus seguidores, y se utilizó cada vez más en las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana. Finalmente, a partir de 1903, la Sra. Eddy reconoció formalmente el término “Líder” en uno de los Estatutos del Manual de la Iglesia (véase Manual, Art. XXII, Sec. 1).

Pero en los dos años previos a esta adopción formal del término, la Sra. Eddy indicó clara y públicamente cuál sería el motivo del control de su liderazgo. Hacia el final de su Mensaje a La Iglesia Madre para 1901, ella concluyó una serie de instrucciones a los miembros con estas palabras: “obedeced estrictamente las leyes que hay, y seguid a vuestra Guía [Líder] sólo en tanto que ella siga a Cristo” (pág 34). Luego, al principio de su Mensaje a La Iglesia Madre para 1902, volvió a enfatizar el mismo punto: “Otra vez lo digo: Seguid a vuestra Guía, sólo en tanto que ella siga a Cristo” (pág. 4). El liderazgo que recibió reconocimiento formal a partir de 1903 no debía ser arbitrario. Estaría bajo la autoridad del Cristo, con la Líder de la Ciencia Cristiana siguiendo humildemente, como siempre se esforzó por hacer, los pasos del maestro cristiano y Mostrador del Camino, Cristo Jesús. El liderazgo de la Sra. Eddy es profundamente científico y profundamente cristiano.

Durante su vida en la tierra, el liderazgo de la Sra. Eddy guió el movimiento de la Ciencia Cristiana mientras daba sus primeros pasos inexpertos, y luego durante su crecimiento y expansión. Varios biógrafos y bocetos biográficos e históricos han registrado la historia de este período con considerable detalle. Estos muestran cuán sabia y resueltamente las percepciones espirituales de la Sra. Eddy condujeron a su Iglesia a salvo a través de los numerosos peligros que la acosaban, ya fuera en forma de ataques abiertos o de obstrucción y resistencia más sutiles. 

En aquellos días, numerosos sistemas de pensamiento imitaban o falsificaban la Ciencia pura del Cristo que ella había descubierto. En ninguna área era su liderazgo más necesario, constante y eficazmente ejercido que en dirigir el movimiento de la Ciencia Cristiana a través de este atolladero. Una y otra vez la Sra. Eddy trazó la línea de separación con sabiduría y amor, pero también con una claridad y firmeza infalibles.

Mucho puede aprenderse del estudio del liderazgo de la Sra. Eddy durante este período formativo. Pero también hay una gran necesidad de que los Científicos Cristianos comprendan la naturaleza del liderazgo continuo de la Sra. Eddy hasta el día de hoy y en el futuro.

No es un culto a la personalidad

Desde el principio, la Sra. Eddy se opuso enérgicamente a cualquier intento de hacer de su liderazgo un culto a la personalidad, de colocarla en un pedestal. Su trato hacia la gente no era frío ni superior; por el contrario, incluso durante sus últimos años de relativo retiro en Concord y Chestnut Hill, ella expresaba calidez, interés y afecto. Estas cualidades en ella eran evidentes para el personal de su casa, para aquellos que acudían por asuntos necesarios o eran invitados a su hogar, especialmente para los niños pequeños. Pero constantemente, de palabra y de hecho, ella animaba al mundo a alejarse de la personalidad. Su intención era que la gente la buscara en sus libros. Allí la encontrarían más verdaderamente, a medida que estudiaran y vivieran conforme al Cristo poderoso, la Verdad, que le había sido revelado. De esta manera, sus seguidores no serían guiados hacia la persona, sino hacia el Principio, a la Verdad divina, por la cual, como ella misma explica, “Era yo una escriba bajo órdenes” (Escritos Misceláneos, pág. 311). 

Y así hoy, como Guía permanente de la Ciencia Cristiana, la Sra. Eddy no ejerce su liderazgo a través de la personalidad ni de ninguna forma de presencia personal. Sus seguidores encuentran su guía en sus escritos publicados, que los hacen recurrir al Cristo y al Principio divino, el Amor. Este liderazgo, aunque impersonal, es cálido y afectuoso. Habla a cada uno como a un individuo por quien la Guía de la Ciencia Cristiana siente un amor, una preocupación y un interésprofundos.

Los líderes capaces, especialmente aquellos con gran número de seguidores dispersos, siempre han tenido que idear métodos para garantizar que sus comunicaciones les lleguen individualmente sin perder la precisión o el impacto. De lo contrario, su mensaje se pierde o se distorsiona al pasar de boca en boca por una cadena de mando o de mensajero a mensajero. Pero, tanto en el Manual de la Iglesia como en el libro de texto, Ciencia y Salud, la Sra. Eddy resuelve de manera única este problema.

En el Manual de la Iglesia, a la cabeza de la lista de Dignatarios de la Iglesia y antes de los Estatutos, está el nombre de la Reverenda Mary Baker Eddy, Pastora Emérita. Su lugar como tal, al igual que su liderazgo, es, por lo tanto, un cargo continuo. Asegura a cada miembro del movimiento de la Ciencia Cristiana que, mientras amen y apoyen a aquellos que de vez en cuando puedan ocupar los otros cargos de la iglesia y obedezcan concienzudamente los Estatutos, nunca estarán separados de la Guía de la Ciencia Cristiana, quien es también su Pastora Emérita.

Un incidente relatado por William Dana Orcutt echa luz sobre este punto. Un día, le preguntó a la Sra. Eddy si debía consultarla sobre ciertos asuntos de una manera que requiriera pasar por encima de la cabeza de su editor, Joseph Armstrong. Él registra que la Sra. Eddy respondió: “No pasará por encima de la cabeza de nadie; el Sr. Armstrong fue contratado para ayudarme y llevar a cabo mis instrucciones. Yo soy la cabeza” (Mary Baker Eddy and Her Books [Boston: The Christian Science Publishing Society, 1950], pp. 58-59). Cada miembro de la iglesia, al recurrir al Manual de la Iglesia, tiene acceso directo a la guía impersonal y continua de la Sra. Eddy.

Liderazgo y autogobierno

En el libro de texto, al igual que en el Manual de la Iglesia, su autora habla a cada lector individual sin mediación de tiempo, lugar o persona. En Ciencia y Salud ella no se dirige a un público masivo. Ella no se dirige a sus lectores desde un punto en el pasado o desde un pedestal localizado o de algún otro tipo, incluido el Centro de la Ciencia Cristiana en Boston. Ella se dirige a ellos directamente en sus hogares, sus oficinas, sus iglesias filiales o Salas de Lectura, en tierra o mar o en el aire, en cualquier parte del mundo donde un solo estudiante esté leyendo Ciencia y Salud, o donde una congregación o grupo pequeño esté oyendo su lectura. Y se dirige a cada uno de ellos como individuo.

Hablando a cada uno, la Guía de la Ciencia Cristiana dice para todos los tiempos y todos los lugares: “Espero, querido lector, estar guiándote a la comprensión de tus derechos divinos, la armonía que te es concedida por el cielo, que, a medida que leas, veas que no hay causa (fuera del sentido mortal y material, que yerra, que no es poder) capaz de enfermarte o hacerte un pecador; y espero que estés venciendo este falso sentido” (Ciencia y Salud, pág. 253).

El liderazgo de la Sra. Eddy, entonces, es el liderazgo de un movimiento y una iglesia, pero también es un liderazgo privado. Guía a sus seguidores no al sometimiento —personal, político o social— sino a la comprensión de los derechos divinos individuales y a la libertad de todo tipo de esclavitud. La Sra. Eddy escribe: “Dios ha dotado al hombre con derechos inalienables, entre los cuales están el gobierno de sí mismo, la razón y la conciencia. El hombre se gobierna a sí mismo debidamente sólo cuando es guiado correctamente y gobernado por su Hacedor, la Verdad y el Amor divinos” (pág. 106). El verdadero liderazgo no tiene ninguna relación con los sistemas políticos tiránicos de este siglo ni con nada que disminuya la autosuficiencia individual. El producto final del verdadero liderazgo, como se ejemplifica en el liderazgo de la Sra. Eddy y en su manera de seguir al Cristo, es el autogobierno espiritual universal que cumple con el propósito creativo de la Verdad y el Amor divinos. Su disciplina es la más estricta, aunque la más flexible de todas las disciplinas, la autodisciplina; y hace que nadie renuncie a una identidad recién encontrada y recién liberada.

El futuro del liderazgo

¿Qué decir del futuro? Una forma de expresión que la Sra. Eddy tomó de las parábolas de Jesús es la de la levadura. Ella esperaba que las enseñanzas de la Ciencia Cristiana leudaran, penetraran y transformaran el pensamiento científico, religioso y médico de su época y, de hecho, el pensamiento detrás de cada actividad humana. Y esto ya está sucediendo, aunque a menudo no es reconocido ni siquiera por los Científicos Cristianos. El movimiento identificable de la Ciencia Cristiana, con sus edificios, actividades y membresía, es sólo una pequeña parte del progreso que el liderazgo de la Ciencia Cristiana de la Sra. Eddy ha traído a un mundo que está despertando.

A medida que aumente el efecto de la levadura, es probable que aparezcan más y más sistemas aproximados a la Ciencia del Cristo. Estos, aunque progresistas y dignos de alabanza, pueden no reconocer su deuda con la Ciencia del Cristo y, en pensamiento y conducta, o en ambos, pueden no estar a la altura de su pureza. Entonces, así como el liderazgo de la Sra. Eddy llevó a los primeros Científicos Cristianos a través de las imitaciones y falsificaciones, como ya se ha explicado, así su liderazgo llevará a los Científicos Cristianos de hoy y de mañana de manera segura a través de cualquier tentación de sentirse satisfechos con las aproximaciones. Ella continuará guiando su movimiento hacia adelante con la Palabra de Verdad pura mientras que las aproximaciones son leudadas más aún y llevadas al punto de ceder finalmente a la plenitud de la Ciencia Cristiana y su demostración.

En la medida en que la Sra. Eddy siga a Cristo, su liderazgo es parte de la misión de salvación en desarrollo: salvar, no condenar, al mundo que Dios amó y ama tanto. Esta misión se remonta a través de las páginas de la Biblia a los inicios de la historia humana. Debe avanzar a través de la historia hasta que la historia humana ceda finalmente al hecho divino: el hombre revelado a semejanza de Dios, totalmente espiritual y completo.

El salmista oró a Dios: “Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán” (Salmos 43:3). Este fue el espíritu de la oración de Cristo Jesús como lo ejemplificó toda su vida. Este fue el espíritu de la oración de la Sra. Eddy mientras seguía al Cristo. Y esta es la oración de todos los Científicos Cristianos al seguir a su Guía en los pasos del Cristo, la Verdad.

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