El confinamiento debido a la pandemia cambió mi vida por completo al cambiar mi enfoque sobre las actividades diarias. Cada día parecía una rutina monótona, y empecé a sentirme cansada y aburrida. Nunca pensé que asistir a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana a través de la teleconferencia sería lo único que me sacaría adelante y ayudaría a redimir mi perspectiva.
Por supuesto, ir a la Escuela Dominical durante el confinamiento fue diferente. Todos los sábados, a los estudiantes de mi Escuela Dominical se les enviaba una serie de preguntas basadas en la Lección Bíblica de esa semana que se encuentra en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. Nunca antes habíamos hecho esto, pero pronto me di cuenta de cuán útil era. Estas preguntas me brindaban la oportunidad de analizar la Lección más a fondo y aplicarla a mi vida. Los domingos, las preguntas eran la base de nuestra charla en la clase y nos daban la oportunidad de compartir nuestra inspiración, así como hacer cualquier pregunta que tuviéramos.
Al responder las preguntas cada semana, me di cuenta de que algunas cosas estaban cambiando para mí. Primero, empecé a sentirme más inspirada. Por ejemplo, una semana la Lección Bíblica incluyó la historia de Rut, y se les preguntó a los alumnos: “¿Tiene alguna importancia en tu vida la historia de la Lección de esta semana y su interpretación?”. Esto me hizo pensar en Rut de una manera nueva, y de esta historia, aprendí que siempre podemos confiar en Dios, el Amor divino, para que nos guíe hacia adelante, por más difíciles que sean nuestras circunstancias. Esto fue alentador.
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