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Demuestra el poder de Dios durante una pandemia

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 31 de marzo de 2022


El coronavirus sigue siendo un problema grave hoy en día. Para muchos, las vacunas ofrecen la esperanza de liberarse del problema. Aun así, para obtener una libertad aún mayor, hay otra respuesta que es importante considerar: descubrir más del poder de Dios para proteger y sanar.

El conocimiento de que Dios es el Espíritu divino fortalece la mente y el cuerpo, como sugiere Isaías: “Exaltado es el Señor, pues mora en lo alto; ha llenado a Sion de derecho y de justicia. Él será la seguridad de tus tiempos, abundancia de salvación” (33:5, 6, LBLA). No obstante, esta promesa implica hacer algo más que confiar ciegamente en que Dios cuidará de nosotros. Requiere un conocimiento más profundo de Su fuerza fortalecedora. Esto es algo que Jesús comprendía.

En el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy dice que las oraciones de Jesús eran “declaraciones profundas y concienzudas de la Verdad, de la semejanza del hombre con Dios y de la unidad del hombre con la Verdad y el Amor” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 12). Las “declaraciones profundas y concienzudas de la Verdad” nos indican que debemos descubrir más de lo que Dios, la Verdad, es y hace. La Biblia sugiere que nuestra verdadera naturaleza es espiritual y que estamos hechos para expresar a Dios. En consecuencia, el deseo de conocerlo y ceder a Su amoroso cuidado es natural para nosotros. Cuando sentimos este cuidado de Dios, este trae un efecto armonizador a nuestros cuerpos que sana y previene la enfermedad.

Dios no está lejos, sino que es una presencia constante y solícita, la verdadera base y sustancia de la vida. Dios es completamente bueno y sustentador, por lo que la voluntad de Dios para nosotros debe incluir salud, fortaleza y seguridad. Para experimentar el poder sanador divino, primero debemos tener la humilde disposición de considerar la bondadosa naturaleza de Dios y la nuestra como Su descendencia espiritual. Entonces, necesitamos el deseo de probar que esta bondad es un hecho espiritual en el que podemos confiar.

Cada semana, durante más de 120 años, esta revista ha publicado curaciones mediante la oración en la Ciencia Cristiana que han sido verificadas, incluso de enfermedades contagiosas. Muchos han sanado tan solo con la lectura de Ciencia y Salud. Al final del libro hay cien páginas con sus testimonios.

Tuve una de estas experiencias cuando era joven. Había visitado a un amigo que estaba enfermo de algo diagnosticado como contagioso, y unos días después tuve síntomas de la misma enfermedad. Llamé a un amigo de la iglesia para que orara por mí, y hablamos sobre la naturaleza y el poder de Dios. Lo que más recuerdo de nuestra conversación es que compartimos el profundo deseo de probar las verdades sobre las que estuvimos hablando. Esto es lo que me animaba. Quería descubrir más acerca de Dios y vivir lo que estaba aprendiendo.

En cuestión de minutos todos los síntomas habían desaparecido. Regresaron levemente un par de días después, pero al orar, volví a tener en cuenta esta idea de exaltar a Dios. Los síntomas pronto desaparecieron y nunca regresaron.

Hoy siento aún más entusiasmo por ver el poder divino expresado de manera práctica.

Cuando llegó la pandemia, mi familia y yo, como muchos en todo el mundo, estábamos en una forma de confinamiento. Pero mientras cumplía con las regulaciones del gobierno, quería demostrar el poder de Dios para sanar y bendecir a la humanidad.

Por más grave que sea el COVID-19 y otras dificultades que podríamos enumerar, hay un problema más esencial sobre el que rara vez se habla. Es la suposición del mundo de que los bloques de construcción del universo y la esencia de nuestras vidas son materiales. Junto con esto está la creencia común de que las leyes materiales como la herencia y el contagio dictan nuestra experiencia.

Estar de acuerdo con esta conclusión de los sentidos físicos hace irrelevantes el Amor o el Espíritu divinos. Nuestras vidas estarían entonces controladas por el miedo y finalmente en una especie de agujero negro lleno de limitaciones y dolor. Eso significa más que enfermedad, envejecimiento y desorden; también es una falta de inspiración, propósito, libertad y alegría. Pero podemos probar el poder del Espíritu divino al ver nuestras vidas gobernadas por Dios y ser testigos de Sus cualidades, tales como bondad y gracia, libertad e inteligencia.

En los últimos meses, me he sentido particularmente dispuesto a seguir adelante con una vida más normal basada en la comprensión de lo que Dios es y hace. Al mismo tiempo, sigo siendo respetuoso de los requisitos de distancia social y de usar barbijo cuando sea necesario. Si me ordenan vacunarme, lo haré. Pero aspiro a demostrar que un esfuerzo espiritual basado en la oración ofrece la protección más segura porque aborda el problema esencial: la creencia de que las leyes materiales gobiernan nuestras vidas. Cada prueba de que la vida está gobernada por el Espíritu, no por las creencias humanas sobre el contagio, es un paso hacia adelante hasta encontrar la manera de salir de las limitaciones y la naturaleza destructiva de la creencia de que hay vida en la materia.

Una noche, la primavera pasada, cuando aparecieron algunos síntomas extraños, entre ellos fiebre, me puse a orar. Sentí un poco de temor, pero superé rápidamente ese sentimiento mediante el reconocimiento de que lo que estaba haciendo era mucho más que tratar de estar a salvo y saludable. Me estaba alineando con Dios y honrándolo. Me respaldaba la autoridad divina. Esto era muy diferente de simplemente no hacer nada. Estaba eligiendo cuidadosamente lo que he encontrado que es la base más eficaz para la atención de la salud y el beneficio mayor para los demás. Sabía que no había posición más fuerte y segura que ponerse del lado de la realidad y el poder del Espíritu divino. Por la mañana, todos los síntomas habían desaparecido y ya no regresaron.

Dios, el bien, es infinito, y eso no deja lugar para las pandemias en Su reino. Esforzarnos activamente por demostrarlo nos dará dominio sobre el contagio, así como también traerá muchos otros beneficios para nosotros y para todos los demás.

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