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El consuelo de la Madre

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 2 de mayo de 2022


La Biblia presenta imágenes convincentes de las cualidades maternales de Dios; el libro de Isaías Lo registra diciendo: “Como uno a quien consuela su madre, así os consolaré yo; en Jerusalén seréis consolados” (66:13, LBLA). Y Cristo Jesús ciertamente demostró las cualidades maternales del Amor divino al sanar a los que estaban enfermos y consolar a los que lloraban, al alimentar tiernamente a sus discípulos en múltiples ocasiones y al llenarse de profunda compasión por aquellos que estaban sin rumbo o asustados. Jesús reconocía constantemente que el reino de Dios, del Padre-Madre Amor, es la realidad misma y sabía que el Amor eterno constituye todo el ser, dispone todo movimiento y mantiene todo lo bueno.

Este reconocimiento y enfoque de la vida también se obtiene al estudiar los escritos de Mary Baker Eddy, la Descubridora de la Ciencia Cristiana. Cuando explica que la naturaleza de Dios, el Espíritu, es omnipotente (todopoderosa), omnipresente (está presente siempre y de todas maneras ) y omnisciente (todo lo sabe), está explicando la naturaleza de Dios no solo como Padre, sino también como Madre. En su libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, ella explica además que nosotros, como hijos de Dios, las ideas inmortales de la Mente divina, coexistimos con Dios. La Sra. Eddy escribe: “Padre-Madre es el nombre para la Deidad, que indica Su tierna relación con Su creación espiritual” (pág. 332).

Un día, hace años, tuve necesidad de ayuda. Había estado luchando con un dolor de cabeza sordo durante semanas, y como madre, esposa y miembro de la iglesia que también trabajaba a tiempo completo, me sentía estresada y vulnerable. Me volví a Dios, nuestro divino Padre-Madre, para que me instruyera.

Cuando todo parece estar bajo nuestra responsabilidad, debemos preguntarnos: “¿Quién está a cargo?”.

Aprendí que hay fortaleza y consuelo en vivir constantemente consciente de que Dios es tanto Madre como Padre, y que podemos confiar por completo en el poder sanador de este hecho espiritual. Cuando las cosas se ponen frenéticas, podemos saber que nuestra Madre, el Amor divino, está con nosotros, poniendo orden en nuestro día. Cuando estamos atascados al tratar de resolver un desafío, podemos detenernos por un minuto y pedir la guía de nuestra Madre, teniendo plena confianza en que Dios nos conducirá a una solución inteligente. Conocer la presencia de nuestro Progenitor divino y mantener esto persistentemente en el pensamiento nos asegura que no estamos solos.

Cuando todo parece estar bajo nuestra responsabilidad, debemos preguntarnos: “¿Quién está a cargo de esta familia / empresa / proyecto / etc.?”. La mente carnal —una supuesta mente opuesta a Dios— nos haría buscar formas y medios humanos para obtener ayuda, consejo y protección; en cambio, lo que se necesita es afirmar mediante la oración la totalidad de Dios, del Espíritu, y poner nuestra confianza en el Principio del ser armonioso que es Dios. Debemos apartar la vista mentalmente de un sentido limitado de la existencia —que a menudo aparece como personas, cosas o circunstancias— hacia la fuente confiable e infinita de todo el bien. La ansiedad simplemente se evapora cuando comenzamos a vislumbrar que, puesto que somos la descendencia de este Principio divino, jamás trabajamos independientemente de Dios, sino que siempre hemos coexistido con el Amor infinito como el hijo espiritual del Amor.

Al recurrir a nuestro Padre-Madre en busca de ayuda en esta ocasión, me di cuenta de que, si quería que las minucias de la vida cotidiana de mi familia fueran armoniosas en lugar de caóticas, necesitaba dejar de pensar en que yo era responsable de hacer que se manifestara el bien. Nuestra Madre divina está en todas partes. Nuestra Madre nos proporciona todo lo que necesitamos. Nuestra Madre nos protege a todos. Yo no soy la madre del universo; ¡Dios lo es! No soy un mortal. Soy, en verdad, creada espiritualmente, gobernada armoniosamente y amada eternamente por el Amor mismo. A medida que comencé a ceder de modo constante a estos hechos espirituales, el estrés y el dolor de cabeza fueron desapareciendo, y mi vida expresó más el orden y la paz innatos del Principio divino.

El Amor divino es tu Madre y la mía. Debido a que Dios, el Amor, es Todo-en-todo, no hay nada que pueda evitar el gobierno del Amor o estar fuera de él. La tierra que gira continuamente, pero que nunca lo hace fuera de control, simboliza el universo bajo el cuidado inteligente y constante del Amor. Podemos contar con que Dios, el Principio divino de todo ser, mantiene Su universo, incluido cada detalle de nuestras vidas, en perfecto equilibrio. Es nuestro Padre-Madre Dios, nuestro divino Progenitor, quien pone orden en nuestro horario; da protección a nuestros hijos; y brinda calma, fortaleza y curación a cualquier desafío que podamos enfrentar. El hecho de que nuestra Madre esté siempre con nosotros promete alegría, calidez, consuelo y paz permanentes.

Jan Keeler Vincent
Escritora de Editorial Invitada 

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