Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer
Original Web

Para jóvenes

Lo que la iglesia puede hacer

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 30 de mayo de 2022


Amo la iglesia. Y sí, no me avergüenzo de admitir que la amo, porque he visto lo que la iglesia puede hacer. He visto lo que ha hecho por mí.

He sido miembro de una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, desde hace un tiempo, y he comenzado a notar una tendencia. Cada vez que hay un miembro que no es mi persona favorita, se me brinda la oportunidad de sanar esa percepción errónea. Terminamos en el mismo comité o enseñamos en la Escuela Dominical juntos o me encuentro sentada a su lado durante un servicio religioso. Y mientras oro para amar a ese individuo de la manera en que merece ser amado, el Cristo, el poder de la Verdad que revela quién es cada uno de nosotros como hijo de Dios, me conmueve el corazón. Mi perspectiva cambia. Soy bendecida con una opinión nueva y reformada de la persona. Donde antes solo había irritación, el amor irresistible de alguna manera… se hace cargo.

Como ocurrió con uno de mis colegas maestros de la Escuela Dominical. Podría decirse que ella me volvía loca. Yo era amable. Perfectamente respetuosa. Sobre todo, trataba de sobrellevarlo evitándola, pero eso realmente no funcionó. Entonces, ¿oré al respecto? En realidad, tengo que decir honestamente que no. ¿Por qué habría de hacerlo? Éramos demasiado diferentes como para ser amigas alguna vez.

Entonces, un día antes de la Escuela Dominical, estaba preparando una lección para mis alumnos de segundo grado sobre los siete sinónimos de Dios, los que Mary Baker Eddy explica en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras. Al fijarme en “Amor”, me sentí avergonzada. ¿Realmente iba a hablar a mis alumnos acerca de Dios como el Amor omnipresente y todopoderoso, el Amor que nos mantiene a todos unidos, cuando yo ni siquiera podía amar a mi colega maestra de la Escuela Dominical?

En ese momento realmente sentí mucha humildad. Le pedí a Dios que por favor me mostrara cómo amar a esta mujer, que pudiera amarla de algún modo como Él la amaba. Y entonces algo sucedió. Vi los efectos prácticos y profundos de formar parte de la iglesia. En Ciencia y Salud, la Sra. Eddy define Iglesia en parte como “aquella institución que da prueba de su utilidad y se halla elevando la raza, despertando el entendimiento dormido de las creencias materiales a la comprensión de las ideas espirituales...” (pág. 583).

¡Mi comprensión fue definitivamente despertada! En ese momento, vislumbré algo sobre esta mujer que nunca antes había visto. Fue más allá de solo ver sus buenas cualidades o tener más aprecio por ella. Sentí que veía algo de su verdadero ser como la amada hija de Dios. Atrás quedó la exasperante personalidad que me había caído tan mal. Ella fue renovada ante mis ojos.

El poder del Cristo, que la iglesia nos ayuda a experimentar, me cambió a mí en ese momento. No a ella. A mí. Me di cuenta de que esto era lo que ella siempre había sido; yo había estado demasiado ciega como para verlo. Pero ya no. Después de eso, la quise con facilidad y genuinamente. ¿Y sabes lo que es más increíble? Nos hicimos amigas. Ahora, cuando la miro, solo puedo sacudir la cabeza; porque honestamente no tengo ni idea de lo que pensé que estaba tan mal con ella antes.

Claro, la experiencia de la iglesia puede ayudar a sacar a relucir lo mejor de nuestros miembros, o unirnos a aquellos que antes no nos gustaban. Pero el efecto realmente poderoso de ser parte de la iglesia es que nos une para ser testigos de Dios. Y este testimonio destruye el materialismo —el sentido de la personalidad, las limitaciones, la dureza de corazón— que nos impediría sanar. Esa curación puede comenzar con nosotros y expandirse a los demás miembros; sin embargo, formar parte de la iglesia nos lleva incluso más allá de eso: nos eleva y nos hace mirar hacia afuera para que podamos bendecir a nuestros vecindarios, nuestras comunidades y el mundo.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más artículos en la web

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.