Dos años después de la universidad, mi vida parecía vacía y sin sentido. Traté de obtener comprensión espiritual asistiendo a muchas diferentes denominaciones religiosas, pero ninguna me resultó satisfactoria. Luego recurrí a las drogas alucinógenas en busca de inspiración y pronto me volví dependiente de ellas.
Debido a las drogas y mi estado general de pensamiento, no podía funcionar en ningún lugar de trabajo. Parecía que había llegado a un callejón sin salida. Me sentía atrapado.
Al pensar en ello, diría que mi búsqueda del Espíritu fracasaba debido a mi punto de vista material. No tenía idea de la infinitud de lo que estaba buscando. Sin embargo, mi ignorancia no desacreditó mi deseo ni disminuyó mi sinceridad. Aunque la vida parecía oscura, y no sabía mucho acerca de lo que quería, tenía el profundo anhelo de comprender a Dios, y ese deseo era una oración que me dirigía hacia la Verdad.
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