Soy portera de hockey sobre césped. También he asistido a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana toda mi vida. Así que no fue una sorpresa cuando, durante mi primera temporada de hockey sobre césped, mi padre me animó a orar acerca de mis prácticas y juegos. No obstante, tengo que admitir que al principio simplemente descarté su recomendación como un comentario antes del juego. Luego tuve una experiencia que me ayudó a entender el valor de la oración, incluso en los deportes.
Era un día muy caluroso, y varias de mis compañeras de equipo estaban agotadas porque habían tenido muchas pruebas en la escuela ese día. También estábamos perdiendo 1-0 y todo el equipo parecía deprimido. Fue entonces que recordé que mi papá me había dicho que podía orar por el partido.
Cuando oro, a menudo pienso en aquello por lo que estoy agradecida, pero hay muchas maneras de orar. Reconocer la bondad de Dios y ver a cada individuo como hijo de Dios también son formas en las que oro. A veces también escucho atentamente para recibir la inspiración de Dios. Al hacerlo esta vez, lo primero que me vino fue la primera frase de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “Para aquellos que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones” (Mary Baker Eddy, pág. vii). Comprendí que esto significaba que cuando te apoyas en Dios en lugar de en el sentido limitante y erróneo de tener tus propias habilidades, sucederán cosas buenas. Me lo tomé en serio y pensé en que Dios estaba apoyando a todo mi equipo. ¡Aproximadamente un minuto después, marcamos un gol! El estado de ánimo del equipo cambió de inmediato de sentirse deprimido a la esperanza y el entusiasmo.
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