Hace años, una amiga me comentó sobre su preocupación respecto a un miembro de la familia. Ella dijo que estaba muy inquieta por esta persona, por su seguridad, futuro y cuidado. Y estos constantes pensamientos de preocupación le causaban mucha angustia.
Oramos juntas acerca de este hábito de preocuparse. Una cosa que descubrimos fue que la preocupación y el miedo siempre eran sobre el futuro de este miembro de la familia: “¿Qué le pasará?” “¿Y si no estoy cerca para ayudar?” “¿Y si no hay nadie que cuide de él?”
Cuando reconocimos que estas preguntas eran especulaciones basadas en el futuro, fue clave mantenernos en la presencia constante del amor de Dios para no albergar pensamientos llenos de preocupación o fatalidad. Mi amiga comenzó a reemplazar los pensamientos temerosos con pensamientos de amor; mensajes de Dios, el Amor divino mismo, que le aseguraban que el Amor podía responder a cada inquietud y proporcionar la sabiduría necesaria.
En el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, encontramos esta promesa: “El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana” (pág. 494). Y la Biblia nos asegura que “Dios es amor” (1 Juan 4:8).
“Preocúpate menos, ama más” se convirtió en el recordatorio de mi amiga para volver fielmente sus pensamientos de la ansiedad al amor. Y ese amor incluía ver a su pariente como Dios lo conocía: como el hijo amado y completo de Dios. Ella reconocía que el amor que tenía por su familiar provenía de Dios, la verdadera fuente de todo el amor que expresamos. Esto le trajo a mi amiga la tan ansiada libertad. El amor fuerte y tierno de nuestro Progenitor divino omnipresente estaba brindando atención continua y orientando sus decisiones.
Y así se ha demostrado, muchos años después, que todas las necesidades del pariente de mi amiga han sido satisfechas, aunque sin ansiedad. Dios, como Amor infinito, siempre está aquí para proveer lo necesario a Su creación.
Por ser ideas espirituales individuales, inseparablemente ligadas a nuestro Padre-Madre Dios, tenemos poder infinito para aceptar sólo los pensamientos que vienen de Él. Es útil recordar cada mañana que estos pensamientos edificantes se pueden mantener durante todo el día, y ellos vencen y revierten la preocupación.
Cuando consideramos que cada pensamiento real y verdadero proviene de la Mente divina, Dios, somos capaces de librarnos más rápidamente de las sugestiones basadas en el temor. Podemos despojarnos de la mentalidad mortal llena de preocupaciones y dudas transitorias y específicas de nuestra situación. Podemos discernir, en cambio, los pensamientos que Dios nos da y nos vienen como ideas sustanciales que realmente nos mueven en la dirección correcta.
Cualquiera sea la forma en que surja la preocupación, el Amor divino, tu ayuda siempre disponible, está al alcance de la mano.
Estos pensamientos puros traen paz y confianza. La Biblia nos da esta sabiduría sagrada: “Conozco los pensamientos que tengo de ti, dice el Señor, pensamientos de paz, no de maldad, para darte un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11, según New King James Version). Ese tipo de mensaje inspirador es respaldado por todo el poder de la Verdad para eliminar la ansiedad y llenarnos de la amorosa expectativa y la aceptación de la presencia incondicional del Amor.
He aquí algunos ejemplos a considerar sobre cómo identificar los pensamientos que nos liberan de la preocupación y abren de par en par las ventanas de la paz. Se basan en siete nombres para Dios que se encuentran en Ciencia y Salud.
- Los pensamientos que provienen del Amor divino son tiernos y puros, y nos llenan con la luz y el poder de la presencia de Dios.
- Las ideas correctas tienen su fuente en la Mente y son inteligentes y están listas para bendecir a todos.
- Los pensamientos de la Verdad iluminan lo que es real y bueno, y traen curación.
- Los mensajes de la Vida nos despiertan a nuestra vitalidad, alegría y propósito.
- Los pensamientos del Alma agudizan nuestro enfoque en la evidencia espiritual, sacando a relucir gracia y belleza en nuestra experiencia.
- Los pensamientos del Espíritu defienden la libertad y revelan que nuestra verdadera naturaleza es espiritual.
- Las ideas basadas en el Principio revelan el fuerte fundamento de la ley de Dios que gobierna cada aspecto de nuestra vida.
Si los pensamientos no cumplen con los criterios anteriores, no provienen realmente de Dios. Y para llevar este concepto más allá, la Mente divina es en realidad la única Mente, la única inteligencia divina que gobierna al impartir todo lo que se necesita saber a cada momento. Esto trae una serena confianza en el desenvolvimiento de ideas que están ahí a nuestro alcance exactamente cuando las necesitamos. No debemos preocuparnos cuando el Amor omnipresente, la Mente omnisciente, nos está guiando con una mano fuerte pero gentil. Este Amor infinito es nuestro para que lo apreciemos y lo expresemos, y es la solución segura ante cada sugestión discordante o perturbadora que se nos presente.
Cristo Jesús fue el ejemplo de cómo debemos centrar toda nuestra atención en Dios. Y el Cristo, el mensaje de amor de Dios que está aquí para siempre, revela nuestra verdadera identidad como Su expresión y nos da la autoridad divina para rechazar todo aquello que no viene de Él. Nos da autoridad para apreciar y mantener en el pensamiento todo lo que sabemos que es válido y digno. Esta autoridad se puede encontrar en la Biblia; por ejemplo, en Segunda a los Corintios, donde se nos instruye a llevar “cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (10:5).
¡Sí, puedes escuchar al Cristo incluso si te vienen un montón de pensamientos llenos de preocupaciones!
La inteligencia, una cualidad de la Mente, es instantánea en discernir pensamientos verdaderos y poner al descubierto las sugestiones y opiniones falsas, mortales y erradas, las cuales luego simplemente desaparecen.
Cualquiera sea la forma en que surja la preocupación, el Amor divino, tu ayuda siempre disponible, está al alcance de la mano. La Sra. Eddy da este sabio y amoroso consejo: “... Mantened la mente tan llena de Verdad y Amor que el pecado, la enfermedad y la muerte no puedan entrar en ella. Es evidente que nada se puede añadir a la mente que ya está colmada. No hay puerta por la cual pueda entrar el mal, ni espacio que el mal pueda ocupar en una mente plena de bondad” (La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea, pág. 210).
Como nos asegura la Biblia, “tenemos la mente de Cristo” (1 Corintios 2:16). No hay lugar para la preocupación o el estrés en esa Mente que está “llena de Verdad y Amor”.
