Hace más de un año, fui a un optometrista para comprar un nuevo par de anteojos para leer. Después de examinar mis ojos, me dijo que vio algo que podría indicar glaucoma en sus primeras etapas. Me dijo que tenía que volver para hacerme más pruebas y me advirtió de la amenaza que suponía para mi visión si era esta afección y no se trataba. Reconocí esto como una oportunidad para demostrar lo que he aprendido en la Ciencia Cristiana acerca del hombre como creación de Dios.
Anhelando comprender que esta aparente amenaza a mi bienestar era infundada e impotente a la luz de la bondad y la totalidad de Dios, oré y leí referencias en la Biblia y en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, con respecto a los ojos, la vista y la visión. Ciencia y Salud dice, por ejemplo: “Según la Ciencia Cristiana, los únicos sentidos verdaderos del hombre son espirituales, y emanan de la Mente divina” (pág. 284).
Esto ayudó a elevar mi pensamiento de un falso sentido de la visión como una facultad física que podía perderse. Percibí claramente que como fui creada por Dios, el Espíritu divino, mis sentidos, incluyendo la visión, deben ser para siempre espirituales y perfectos.
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