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PUNTOS DECISIVOS EN EL CRECIMIENTO ESPIRITUAL

Aprendí cuán poderosa puede ser la oración

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 11 de septiembre de 2023


Aunque había sido criada en la Ciencia Cristiana, no fue sino hasta que estuve en la universidad que realmente me apropié de ella. Un momento importante fue la primera vez que sané a través de mi propia oración.

Cuando estaba en segundo año, vivía en el campus de una escuela de arte urbano y se me desarrolló una erupción en la cara. Lo toleré por un tiempo, pero era irritante y antiestético. Un día en el comedor, un amigo expresó su preocupación, sugiriendo que podría extenderse aún más y limitar mi visión. Su comentario me sacudió, impulsándome de la negligencia a la acción. 

Sola en mi dormitorio esa noche, me volví a Dios en oración, haciendo todo lo posible para no concentrarme en la condición física. Al buscar inspiración, me vinieron estas palabras de la Biblia: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios” (Salmos 46:10). 

Esta fue una orden clara y simple, muy pertinente a mi necesidad en ese momento. Con la irritación clamando por mi atención, me había resultado difícil no tocarme la cara, y me había estado levantando con regularidad para revisar mi apariencia en el espejo del pasillo. Ahora tenía la clara indicación de no hacer ninguna de las dos cosas, sino de estar quieta y saber con calma que Dios me gobernaba.

En ese momento, me quedé quieta tanto física como mentalmente, y mi atención se volvió completamente hacia Dios. La irritación, la vergüenza de mí misma y el miedo que había sentido fueron reemplazados por un sentimiento de paz, de enfocarme en Dios en lugar de en mí, y una tranquila confianza en Él. En ese momento, la erupción comenzó a retroceder. Mi piel volvió a la normalidad en unos días y se ha mantenido así en los muchos años transcurridos desde entonces. A través de esta experiencia, aprendí cuán directo y poderoso puede ser volverse a Dios en oración, y completé un año fructífero en la universidad. 

Hay una historia de fondo en esta curación. El año anterior, había tenido una erupción similar en el brazo y había llamado a una practicista de la Ciencia Cristiana para recibir tratamiento metafísico. Recuerdo que ella dijo: “… no hay lugar para la imperfección en la perfección”, una declaración de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy (pág. 424). Creía que esas palabras eran ciertas, pero no comprendía totalmente cómo se aplicaban a mí. La erupción finalmente desapareció, y no pensé más en ello. 

Unos meses después de esto, mi compromiso cada vez más profundo con la Ciencia Cristiana y el reconocimiento de mi plenitud como expresión de Dios me llevaron a dejar de beber alcohol, algo que había hecho socialmente en ocasiones. Esta decisión trajo una sensación natural de libertad y serenidad. También me abrió el camino para afiliarme a La Iglesia Madre (La Primera Iglesia de Cristo, Científico, en Boston) más tarde ese año, un paso importante de progreso para mí. Así que cuando reapareció la condición de la piel al año siguiente, estaba moralmente más fuerte, más arraigada espiritualmente y mejor preparada para orar al respecto por mi cuenta. 

En retrospectiva, puedo apreciar cómo estos pasos importantes surgieron del fundamento que me brindó la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, donde desarrollé el amor por la Biblia y las enseñanzas de la Ciencia Cristiana. El crecimiento espiritual durante mis años universitarios allanó el camino para las bendiciones de la vida y las contribuciones profesionales en las décadas que siguieron.

Estoy continuamente agradecida por la decisión de mi madre de criar a sus hijos en la Ciencia Cristiana y por el consentimiento de mi padre. Estoy en deuda con aquellos que han compartido conmigo inspiración espiritual y curaciones en la Escuela Dominical, en mi organización de la Ciencia Cristiana en la universidad y en las reuniones semanales de testimonios en la Iglesia. Estoy maravillada de la Palabra inspirada de la Biblia, del ejemplo de Cristo Jesús y de tantos otros que leemos en las Escrituras. Y siempre estoy agradecida por la inspirada contribución de la Sra. Eddy, al revelar el significado espiritual de la Biblia y su aplicación práctica y actual a todo tipo de necesidad humana.   

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