Crecí en Brasil, donde manifestantes recientemente irrumpieron en edificios gubernamentales en Brasilia, la capital, y los disturbios continúan.
Al responder a esta desalentadora noticia, he recurrido a algo que ha sido una parte valiosa de mi vida diaria desde mi temprana adolescencia: la oración. Las oraciones que me han resultado más útiles se basan en la Biblia —particularmente las enseñanzas de Cristo Jesús—y el libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras escrito por la Descubridora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy.
En un pasaje, Ciencia y Salud explica esta declaración del libro de Isaías en la Biblia: “Hago la paz y creo la adversidad” (45:7). Este versículo puede parecer confuso, porque el mal se opone a la paz. Y ambos no pueden venir del Dios que es del todo bueno, de la misma manera que no esperamos que las manzanas y las naranjas vengan del mismo árbol. La explicación de Eddy es esclarecedora: “… el profeta se refería a la ley divina que agita la creencia en el mal al máximo, al traerla a la superficie y reducirla a su denominador común: la nada” (pág. 540).
Puesto que Dios es el bien infinito, el mal no tiene validez, no forma parte de la realidad espiritual. Sólo existe la bondad, y la consciencia de la bondad divina es la paz perfecta. La ley divina gobierna al hombre —que nos incluye a todos, en nuestra verdadera naturaleza como hijos e hijas espirituales de Dios— y sostiene la inteligencia, el equilibrio y la paz.
Incluso cuando el mundo que nos rodea indica lo contrario, vislumbrar algo de esta ley divina puede ser natural para cada uno de nosotros, abriendo nuestros ojos a lo que es justo, guiándonos a realizar acciones correctas, pacíficas y respetuosas que se ajustan más plenamente a nuestra verdadera naturaleza espiritual.
Así que mi oración en respuesta a lo que parece violar el derecho divino innato que tiene cada hombre y mujer de experimentar libertad y paz incluye afirmar que la Mente divina, Dios, jamás puede perder su control sobre el universo. Nada falso que sea dicho o hecho puede convertirse en verdad. Nadie es incapaz de discernir la Mente divina. Expresar dominio —término usado en Génesis 1 para indicar nuestra capacidad de superar lo que no es bueno— incluye respeto, inteligencia, autocontrol. Estas son cualidades innatas en cada uno de nosotros que pueden llegar a buen término en cualquier momento.
La Biblia da ejemplos de esto, como David, quien cometió adulterio con la esposa de otro hombre y luego envió a ese hombre a la primera línea de batalla para morir, pero más tarde se arrepintió y continuó su reinado como un gran rey (véase 2 Samuel 11); y Saulo (que llegó a ser conocido como Pablo), quien persiguió a los seguidores de Jesús, pero luego fue sanado de ceguera y transformado, difundiendo ampliamente las enseñanzas del Maestro.
En mi propia vida, me he vuelto notablemente más tranquila y respetuosa con los demás al crecer en mi comprensión de Dios como Amor infinito, como un Padre-Madre siempre dispuesto y capaz de guiar y sanar.
Cada uno de nosotros puede orar para ver que la injusticia y la violencia sean reemplazadas por una mayor paz en el mundo, reconociendo que el Amor divino puede abrirnos los ojos a cada uno de nosotros, en todo el planeta —independientemente de su ideología u origen—para sentir y expresar verdadera libertad y armonía.
