Soy estudiante de la Ciencia Cristiana de toda la vida y he tenido muchas curaciones maravillosas. Hace unos cinco años, me mudé a una comunidad de jubilados, donde la preocupación por envejecer a menudo parece sombría y deprimente. Sin embargo, al confiar en la Ciencia Cristiana, desde entonces he tenido tres curaciones de problemas que popularmente se consideran deterioros físicos naturales relacionados con la edad.
Poco después de mudarme, durante un examen ocular de rutina, el optometrista me dijo que vio síntomas tempranos de degeneración macular. Me dijo que esta afección era bastante normal en las personas mayores y que no había cura, pero que ciertas vitaminas y cambios en la dieta podían retrasar la enfermedad.
Durante los días siguientes, reflexioné sobre el uso de esos métodos materiales. Entonces, recordé una curación de dolor de espalda crónico que había tenido hacía varios años. (La curación fue publicada en el Sentinel, November 5, 2007.) Esa curación me había ayudado a comprender cuán falsa es la suposición de que el cuerpo, o la materia, se deteriora a medida que envejecemos.
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