La pregunta surge de vez en cuando: “¿Por qué los Científicos Cristianos no ven a un médico ni toman medicamentos cuando necesitan sanar?”. En mi caso la respuesta es sencilla. Tengo más fe en Dios y en Su poder sanador, como lo demostró Cristo Jesús, que en cualquier otro medio.
Jesús fue el hombre que más personificó al Cristo, que Mary Baker Eddy define como “la divina manifestación de Dios, que viene a la carne para destruir el error encarnado” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 583). La curación espiritual, tal como Jesús la practicó, todavía está viva y activa en el mundo de hoy a través de la comprensión de la Ciencia Cristiana.
He llegado a confiar en la curación espiritual porque hallo que es más eficaz. Incluso en circunstancias extremas, el Cristo, nuestro Salvador, está siempre presente para sanar a todos los que recurren a él.
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