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El paseo por el bosque

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 13 de febrero de 2023


Cuando me mudé a un alojamiento temporal, desde una casa en la que había vivido durante más de veinte años, de repente comencé a experimentar sentimientos de nostalgia, pérdida y profundo arrepentimiento por haber tomado la decisión de irme. A veces, esto parecía abrumador. No sabía cómo y cuándo encontraría un hogar más permanente. Si bien sabía a través de mi estudio de la Ciencia Cristiana que podía confiar en el buen plan de Dios, también sabía que tenía que comprender mejor este concepto. 

Aunque vivía en el centro de la ciudad, estaba cerca de un portón que conducía a lo que llamé “el paseo por el bosque”. Tenía un camino sinuoso y crecían flores silvestres por todas partes: campanillas, ranúnculos, margaritas, prímulas y violetas, por nombrar algunas. Había petirrojos, verderones, mirlos, chochines, todos cantando su propia canción, aunque juntos en armonía. A menudo me detenía y me preguntaba acerca de toda esta belleza natural; cómo la Mente divina, Dios, cuidaba de todas las flores silvestres, y cómo todas las aves eran expresiones libres e individualmente perfectas de la Mente. 

Nuestra Guía, Mary Baker Eddy, tenía un gran aprecio por la belleza y la naturaleza, lo cual expresó muy elocuentemente en sus escritos. En mis caminatas, tuve razones para pensar más profundamente acerca de algo que ella escribió en la página 240 del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “La naturaleza proclama la ley natural y espiritual y el Amor divino. …” Estaba encontrando numerosas y dulces confirmaciones de la presencia del Amor. Lo que me vino al pensamiento fue cuán importante es notar conceptos espirituales en las cosas que nos rodean a través del sentido espiritual, que es “una capacidad consciente y constante de comprender a Dios” (Ciencia y Salud, pág. 209). Estoy aprendiendo esto cada vez más, y ahora tengo el cuidado (y el tiempo) para hacerlo. Mirar “hacia afuera y hacia arriba” es una buena manera de describirlo. Fue otro maravilloso recordatorio de lo que un querido practicista de la Ciencia Cristiana me dijo una vez: “Mantén tu visión elevada”. 

Durante este tiempo, mientras continuaba orando por mi hogar, también pensé en cómo Cristo Jesús aplicó la ley divina cuando alimentó a las multitudes en el desierto. En mi vida he recurrido con mucha frecuencia a estos preciados versículos del Evangelio de Mateo (véase 15:32-38). La historia me ayuda a ver que no necesito delinear ansiosamente qué pasos creo que son los mejores, sino tener la confianza tranquila de que el Amor omnipresente, Dios, me da las ideas que necesito. Entonces sé que debo dar los pasos correctos en el momento adecuado, mientras la Mente me muestra qué hacer y cómo hacerlo. 

Con la ayuda de Dios, un hogar permanente vino junto con todo en orden, incluso un jardín con pájaros y flores. Todavía voy a pasear por el bosque para decirle a Dios lo agradecida que estoy por todo el amor que sentí allí, lo que trajo curación de maneras que nunca podría haber esperado.

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