Era la mañana después de Navidad, el Boxing Day. Había estudiado la Lección Bíblica del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, cuyo tema era “Dios”. Toda la Lección sacó a relucir la naturaleza completamente buena de Dios, que es Espíritu. En Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, Mary Baker Eddy también describe a Dios como “omnipotencia”, “omnipresencia”, “omnisciencia” y “omni-acción” (véase pág. 587).
Una de las citas de la Lección Bíblica era de Romanos, donde Pablo dice: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:38, 39). Pensé que Pablo decía que nada puede separarnos de la bondad de la naturaleza de Dios.
Y luego leí esto en la página 518 de Ciencia y Salud: “El Amor da a la menor idea espiritual poder, inmortalidad y bondad, que brillan a través de todo como la flor brilla a través del capullo. Todas las variadas expresiones de Dios reflejan salud, santidad, inmortalidad, la Vida, la Verdad y el Amor infinitos”. Pasé algún tiempo pensando más en el poder de “la menor” idea espiritual de la creación de Dios.
Después de terminar mi estudio diario, me preparé para pasear a Sacha, mi perra labrador. Le pregunté a mi esposo si quería acompañarme. Un paseo juntos cerca del río parecía una buena idea.
Allá fuimos. Cuando llegamos a la orilla del río, le quité la correa a Sasha para darle un poco de libertad. Corrió delante de nosotros, y después de un par de minutos encontró algo para comer en la hierba. Entonces pareció como si se hubiera tragado un objeto que se había atascado en su garganta. Le di la oportunidad de expulsarlo, pero no pudo; así que metí la mano profundamente en su boca, pero no fue una buena idea. La situación parecía grave. Ella luchaba tremendamente, así que intenté por segunda vez poner mi mano lo más profundamente posible en su garganta, pero esto solo hizo que se agitara aún más.
En cierto momento durante este incidente, recordé haber visto una publicación en Facebook sobre un perro que había tragado un objeto y se había muerto ahogado ante los ojos de su dueño. Me di cuenta de que yo había aceptado esta horrible escena en mi pensamiento y no la había corregido; no había afirmado el poder de Dios para sanar y salvar.
Me detuve. Le dije a mi esposo que debíamos orar. Oré en voz alta el Padre Nuestro, y lo terminé de este modo: “Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos” (Mateo 6:13). Declaré que la armonía es un hecho y que Dios, la Mente divina, es el único que gobierna. Dije que la Mente gobierna toda acción y que no hay otra acción. ¡No hay obstrucción en la acción armoniosa de la Mente!
Con esa última declaración de la verdad, Sasha se liberó de inmediato. Dejó de luchar y estuvo bien. No expulsó nada y no tuvo secuelas. Seguimos caminando durante otra hora antes de regresar a casa para almorzar.
Durante nuestro camino de regreso a casa, pensé en lo que había sucedido. Más temprano esa mañana, el orador en un podcast de la Ciencia Cristiana, el Daily Lift, habló sobre expresar la verdad con apacible autoridad; no con ira o pánico. Me di cuenta de que esto es lo que Dios me había capacitado e impulsado a hacer.
También reconocí que Dios me había respondido antes de que yo recurriera a Él. Todas las enseñanzas de la Ciencia divina que había estado aprendiendo, incluso en la Lección Bíblica de esa mañana, ya habían respondido a mi necesidad.
Cuán bendecidos somos por poder poner en práctica las enseñanzas sanadoras de Cristo Jesús, a través de la comprensión que Mary Baker Eddy nos ha dado en la Ciencia Cristiana, a la cual dedicó su vida para compartirla con el mundo.