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Los beneficios de la curación metafísica

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 2 de enero de 2023


“¿Es posible sanar el cuerpo a través de la oración?”, me preguntó una mujer por teléfono. “Sí, lo es”, respondí. “La oración me ha sanado de dolencias físicas innumerables veces a lo largo de las décadas, y continúo beneficiándome de ella hoy en día. También es una forma de mantener buena salud sin medicamentos”. Estaba encantada de escuchar que la curación espiritual era posible y quería saber más.

Experimentar buena salud por medio de la oración y sin medicamentos es un concepto desconocido para muchas personas. La educación médica con mucha frecuencia dicta que es necesario un remedio material cuando nos enfrentamos a una enfermedad cuya única opción para aliviarse, según muchas personas creen, son los medicamentos. Pero la Ciencia Cristiana enseña una forma espiritual de mantenerse saludable y sanar enfermedades que está libre de medicamentos. Es el método metafísico y espiritual de sanar que Jesucristo enseñó y demostró que era eficaz en su ministerio sanador.

Jesús probó que la oración demuestra el poder sanador de Dios al destruir la enfermedad a través de medios espirituales. Él demostró que Dios es la Mente omnisciente e infinitamente sabia, siempre presente para destruir el sufrimiento y establecer la salud. Jesús sanó a multitud de personas enfermas solo a través del poder de la Mente divina, y esperaba que sus seguidores hicieran lo mismo. 

Mary Baker Eddy, la Descubridora de la Ciencia Cristiana, comprendió el poder sanador de la Mente divina, al escribir: “Al ser Dios Todo-en-todo, Él hizo la medicina; pero esa medicina era la Mente” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 142). Jesús no trataba los síntomas físicos, sino que disolvía, con la medicina de la Mente divina, los temores, las creencias dañinas y los conflictos en el pensamiento del paciente. Para Jesús, la medicina no era material. Era espiritual.

En marzo de 2020, una amiga mía tomó uno de los últimos aviones de regreso a los Estados Unidos antes de que la pandemia de COVID-19 cerrara aeropuertos y fronteras en todo el mundo. Hizo la cuarentena requerida de dos semanas, pero pronto se enfermó y presentó los síntomas más graves de COVID que se describían ampliamente en las noticias. Ella es una Científica Cristiana practicante y confió en que la mejor opción para recuperarse era el tratamiento metafísico de la Ciencia Cristiana. Me pidió que la ayudara con la oración y le diera tratamiento en esta Ciencia.

Al orar juntos, y mantenernos en contacto por mensajes de texto y teléfono, vimos que la Mente divina, no un virus, controlaba su salud; que ella era espiritual, hecha a imagen y semejanza de Dios, como declara la Biblia (véase Génesis 1:26, 27); y que estaba gobernada por Dios, la Mente divina, siempre presente para mantenerla sana y fuerte. Entendimos que todos los temores que circulaban en el público sobre el coronavirus podían neutralizarse y se demostraría que eran inofensivos a través de la Verdad divina. 

Cuando le resultaba difícil respirar, recordábamos este versículo bíblico: “El Espíritu de Dios me ha hecho, y el aliento del Todopoderoso me da vida” (Job 33: 4, New King James Version). Nos dimos cuenta de que su capacidad para respirar y vivir sin limitaciones venía directamente de Dios. Hablamos sobre el hecho espiritual de que dar testimonio de la creación perfecta de Dios solo podía tener efectos positivos. Conversamos acerca de la importancia de no ser influenciados por los temores de otras personas, sino más bien aceptar la omnipresencia y omnipotencia del Amor divino, Dios. La verdad era que el Amor constituía su entorno y atmósfera de pensamiento omnipresentes.

Mientras nos manteníamos firmes en que ella era espiritual, es decir, vivía bajo el cuidado absoluto de Dios ahora, esta medicina de la Mente que empleamos hizo pleno efecto y restauró su capacidad para respirar, su salud y su fuerza. Tomó alrededor de tres días para que los síntomas más agresivos comenzaran a disminuir, y luego hubo una mejoría constante en los siguientes. Su recuperación fue completa y no ha vuelto a sufrir de esos síntomas. Y mejor aún, ella se siente más segura y más cerca de la reconfortante presencia de Dios. 

Es importante entender lo que la Ciencia Cristiana quiere decir con el término curación metafísica. Se basa en la comprensión de que Dios es Todo —toda sustancia, toda Mente y todo el bien— y que no hay otro creador o creación. La materia y sus condiciones de enfermedad y muerte pueden parecer reales para la mente humana, pero no están en la Mente divina, Dios, ni son reales para ella. Estas creencias físicas desaparecen en la comprensión de la realidad espiritual. Nunca afectan a Dios ni a Su creación, por lo tanto, no debemos temerlas, honrarlas ni venerarlas, sino reemplazarlas por la comprensión de la verdad espiritual. Como afirma Ciencia y Salud, “Todo lo que realmente existe es la Mente divina y su idea, y en esta Mente se encuentra que el ser entero es armonioso y eterno” (pág. 151). 

Hay numerosos beneficios de practicar la curación metafísica como se enseña en la Ciencia Cristiana. En lugar de manejar la enfermedad y soportar los síntomas, la curación de la Ciencia Cristiana elimina la causa de la enfermedad, suprime la incertidumbre respecto a las consecuencias y nos permite probar la inmunidad a la enfermedad. Su tratamiento es seguro y saludable. No solo restaura físicamente, sino que mejora moral, mental y espiritualmente, y hace que seamos una mejor persona gracias a la experiencia.

La Sra. Eddy escribió: “La curación metafísica, o Ciencia Cristiana, es una exigencia de las épocas. Todo hombre y toda mujer la desearía y exigiría, si percibieran su valor infinito y su base firme” (Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 232). La curación metafísica conduce a una buena salud. La capacidad de recurrir a Dios para sanar y encontrar alivio de la enfermedad a través de medios espirituales es increíblemente liberadora. No se requiere un período de tiempo para que se produzca la curación, no hay falta de medicina adecuada para satisfacer la necesidad del momento, no hay advertencias graves que temer.

Durante siglos, muchas personas alrededor del mundo han recurrido a Dios en busca de ayuda y han sanado. No es algo nuevo. Pero está destinado a convertirse en un acontecimiento más común a medida que las ventajas de confiar en Dios, la Mente divina, se comprendan más ampliamente. En todos los sistemas de salud habrá una demanda divina en acción que instará a los trabajadores en estos ámbitos a ir más allá de las limitaciones de la materia hacia las posibilidades espirituales de la Mente divina. La Ciencia Cristiana explica cómo es esto posible. Es una forma precisa y confiable de sanar, y sus beneficios son incomparables.

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