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¿Puede Dios sanar esto?

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 20 de febrero de 2023


Para muchas personas hoy en día, recurrir a Dios para sanar sus problemas, incluso la enfermedad, podría ser una idea nueva. Aquellos que han sido testigos del poder sanador de Dios en el pasado es posible que estén orando por un problema sin ver ninguna mejoría. En ambos casos, puede surgir la pregunta: “¿Puede Dios sanar esto?”. 

Ya sea que estemos tratando de sanar mediante la oración por primera vez o enfrentando una situación que no cede como otros problemas anteriores —especialmente si los síntomas parecen agresivos— ciertamente es alentador recordar que Cristo Jesús sanó “toda enfermedad y toda dolencia” (Mateo 4:23), y también lo hicieron sus discípulos. Pero ¿cómo nos ayuda esto con lo que parece ser una necesidad muy real, incluso urgente, que estamos experimentando ahora?

Cuando me he sentido de esta manera, un hecho que siempre ha superado el temor, calmado una sensación de pánico y elevado mi pensamiento es que la curación mediante el Cristo se basa en una Ciencia en la que puedo confiar totalmente. Una experiencia que tuve hace años ilustra esto. Mi hijo enfermó en medio de la noche con un malestar estomacal virulento. Yo tenía miedo, y aunque oraba, mis oraciones eran atravesadas como una hebra por la pregunta “¿Puede Dios sanar esto?”. 

Entonces me vino el pensamiento —suave pero firmemente— de que debía orar desde la base de la Ciencia del Cristo. Qué alivio fue esto. Me tranquilicé y sentí la presencia de Dios, que había estado allí todo el tiempo, pero que mi oración llena de pánico no había reconocido. Sabía que la creación de Dios es siempre tan perfecta como Dios el creador. No tenía que hacer ni ganar nada personalmente para hacerla o mantenerla así. El cuadro humano cambió de inmediato. Y me regocijé en otra prueba de la curación cristianamente científica. 

¿Qué es esta Ciencia del Cristo? La palabra Ciencia se refiere a algo que no puede variar: la Verdad divina. Es fija, estable y totalmente confiable, como la ley de la gravedad es confiable. Esto da la certeza de la capacidad y la voluntad de Dios para sanar porque Dios es el Principio de la Ciencia, la ley de la verdadera existencia que sustenta la curación espiritual. Por lo tanto, es más que alentador comprender que el registro de curaciones sin paralelo que realizó Jesús se basó en esta Ciencia —la Ciencia Cristiana, la Ciencia de la Verdad— y sus discípulos también trabajaron con éxito a partir de esta base. Lo más importante es que Jesús prometió que nosotros también podemos ser testigos del poder sanador de Dios hoy. Él dijo: “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre” (Juan 14:12).

La Ciencia del Cristo, revelando la bondad invariable, el amor constante y la ley confiable de Dios, vino como revelación divina a Mary Baker Eddy. Sobre esta base, ella demostró consistentemente durante muchos años que Dios puede sanar “toda enfermedad y toda dolencia”. Ella escribió su revelación en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, invitando a todos a probarlo por sí mismos. No obstante, la pregunta de si Dios puede sanar una situación en particular puede persistir, especialmente cuando pensamos que nuestra comprensión de esta Ciencia es inadecuada para satisfacer la necesidad. Un rayo de entendimiento, o “fe como un grano de mostaza” (Mateo 17:20), puede sanar el problema humano más intratable.

Jesús nos asegura que la Verdad nos hace libres a medida que la conocemos. De modo que, nuestro deber es conocer la verdad, y es la verdad, no nosotros, la que indefectiblemente trae libertad y curación. Estudiar la Palabra de Dios ciertamente nos ayuda a conocer mejor a Dios, para quien todas las cosas son posibles. Y familiarizarse más con la Ciencia y sus reglas que se encuentran en Ciencia y Salud ayuda a que esto sea algo práctico en nuestra experiencia. La gracia del Cristo, independiente del mérito personal, es incondicional y bendice el corazón sediento. Cristo es la evidencia práctica de la influencia de Dios en la experiencia humana.

Por lo tanto, podemos acercarnos a Dios con el deseo sincero de conocerlo mejor. Esta es la oración, que cualquiera puede probar. Podemos escuchar las ideas que Dios nos da a medida que estudiamos la Biblia. Si escuchamos, Dios se asegurará de que escuchemos. Descubriremos que la Ciencia del Cristo está disponible para que todos la aprendamos y practiquemos a medida que comencemos a aceptar la verdad. El ministerio sanador de Jesús y la Ciencia que lo basa muestran que Dios nos hizo espiritualmente perfectos, no materialmente imperfectos. Dios no causa el mal. Debido a esto es destruido. Podemos conocer esta verdad al menos hasta cierto punto. La Ciencia funciona de acuerdo con una ley inmutable y demostrable. Podemos confiar en el resultado de nuestros deseos y obediencia a Dios.

La ignorancia de Dios produce discordia. La comprensión correcta de Dios, que la Ciencia enseña, restaura la salud y la armonía. La obra de Dios es perfecta. Nada se puede agregar o quitar de ella, y permanece perfecta para siempre. Cada uno de nosotros es, ahora mismo, una manifestación individual de la obra de Dios, hecha perfecta y mantenida perfecta. Esta es la verdad que podemos conocer, independientemente de la evidencia que presenten los sentidos materiales.

Estoy descubriendo que lo que se necesita es una comprensión más profunda y espiritual de lo que es Dios. Los problemas palidecen en la nada frente a la infinitud, omnipotencia y amor de Dios. Lo que esto significa para la situación humana es la curación. Así que, sí, Dios puede sanar esto.

Moji George, Redactora Adjunta

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