Tenía que tomar una decisión realmente importante. Después de abandonar mi universidad anterior, quise terminar mi carrera. Así que presenté mi solicitud de ingreso a un par de universidades. Pero elegir a cuál asistir fue difícil.
Recibí ofertas de becas de dos universidades en dos estados diferentes, y una era mucho más grande que la otra. No sabía cuál elegir.
Decidí postergar mi elección mientras pasaba unas cortas vacaciones con mi familia. Sin embargo, a pesar de que trataba de evitar pensar en la situación, en el fondo aún estaba estresada y tenía miedo de tomar la decisión equivocada.
Un día, después de haber nadado y remado en un lago con mi familia, mi pulgar comenzó a molestarme. Me dolía tanto que me mantuvo despierta por la noche.
Aunque mi elección de la universidad y mi pulgar lesionado quizá no parezcan estar relacionados, para mí estos problemas eran similares. Mentalmente me estaba poniendo mucha presión debido a la decisión que tenía que tomar, y parecía que me dolía el pulgar debido al estrés físico.
Cuando el dolor se volvió insoportable, se lo dije a mis padres, que son enfermeros de la Ciencia Cristiana. Me vendaron el pulgar para mantenerlo estable y sostenido. También me animaron a orar y dijeron que me apoyarían con la oración. Como estudiante de la Ciencia Cristiana he descubierto que volverme a Dios me ayuda a sanar y a avanzar cuando me siento atrapada. Así que llamé a un practicista de la Ciencia Cristiana para que orara conmigo.
Comencé a orar preguntándole a Dios qué debía hacer con respecto a la universidad. Pensé que si le preguntaba a Él a cuál quería que fuera, me lo diría, y me sentiría mucho mejor.
Pero rápidamente me di cuenta de que era el enfoque equivocado. Debido a lo que he aprendido acerca de Dios al asistir a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, sabía que Dios no está sentado en el cielo señalándome en qué dirección quiere que vaya. Dios es Amor, y el Amor nos guía y nos suministra todo lo que necesitamos a cada paso del camino. Sabía que lo que realmente necesitaba era comprender más sobre el cuidado del Amor por mí. Entonces podría seguir adelante con confianza y seguridad.
Esto cambió la forma en que estaba orando. En lugar de hacerlo por la universidad correcta, comencé a orar sobre lo que significa estar en mi lugar correcto. Mi lugar correcto no era un lugar específico, sino aquel en donde podía sentirme cómoda, amada, apoyada y abastecida en todos los aspectos de mi vida.
A través de mis oraciones, comencé a comprender que Dios me provee todo esto y más, sin importar dónde yo esté. Esto se debe a que el Amor nos suministra constantemente lo que necesitamos, como un padre que cuida a un hijo. Me sentí realmente reconfortada por este pensamiento y menos temerosa de tomar la decisión equivocada.
Apenas unas horas después de haberlo entendido, recibí un correo electrónico de una de las dos universidades que estaba considerando. Me ofrecían una beca adicional. No es de sorprender que, una vez que dejé de lado por completo mis temores y ansiedades y comprendí que jamás podría estar fuera del cuidado de Dios, recibiera una respuesta clara. Toda la confusión y el estrés desaparecieron. Pronto el dolor en mi pulgar también desapareció, y nuevamente pude moverlo con normalidad.
En el otoño, comencé a asistir a la universidad, y resultó ser el lugar perfecto para mí de muchas maneras.
Esta experiencia me mostró que, cuando tienes que tomar una decisión, en vez de comenzar con los pros y los contras o debatir opciones, el mejor lugar para comenzar es con Dios. Al confiar en Su cuidado, presencia y dirección, podrás ver claramente lo que hay reservado para ti, lo cual siempre es bueno.
