La ansiedad solía golpearme como una ola. En un momento estaba bien, al siguiente sentía que me estaba ahogando. A veces los pensamientos eran específicos; otras, era tan solo el aplastante peso de los sentimientos de ansiedad. Todo eso era horrible.
Muchos de ustedes me han contado que incluso si su situación parece diferente, la ansiedad es algo que les preocupa por sus amigos o porque están lidiando con ella ustedes mismos. Es por eso que quiero contarles mi propia curación de ansiedad, porque podemos hacer más que manejar este problema. La curación es posible debido a quienes somos.
La ansiedad trataría de contarnos una historia sobre quiénes somos: que estamos a merced de nuestros pensamientos y sentimientos. Que pueden irrumpir, golpearnos, y somos incapaces de hacer algo al respecto. Así es como solía sentirme. Pero un día, durante uno de estos episodios de ansiedad, se abrió paso un pensamiento que sabía que era de Dios.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!